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viernes, diciembre 04, 2009

Dave Douglas & Brass Ecstasy - "Spirit moves"


Por si fueran pocas las combinaciones instrumentales que nos ha ofrecido Dave Douglas a lo largo de su carrera el proyecto Brass Ecstasy explora otra opción más, la de grupo de viento-metal con el soporte de una batería. No oculta la fuente principal de inspiración para este quinteto, del que ya da pistas tanto en su nombre como en el título del disco. Su Brass Ecstasy (su Éxtasis de los metales) es un guiño nominal a la Brass Fantasy (Fantasía de los metales) del difunto Lester Bowie que en 1997 tituló como When the spirit returns una de sus grabaciones. Aquí el espíritu se mueve de la mano de un quinteto (noneto en el caso de Bowie) que recupera a dos de los originales Fantasy, el intérprete de trompa Vincent Chancey y el trombonista Luis Bonilla. Confirma la fuente de inspiración que el grupo se creara a raíz de un festival del año 2005 (Festival of New Trumpet Music) que recordaba la figura de Bowie.

Lester Bowie pasó a la pequeña Historia del Jazz como uno de los fundadores del Art Ensemble of Chicago y con su Brass Fantasy como uno de los trompetistas más heterodoxos y divertidos. El sentido del humor como esencia para afrontar sin necesidad de justificación repertorios esencialmente populares (incluso el de las Spice Girls), para, como dice Dave Douglas, arrasar "con las distinciones y la necesidad de distinción". Es decir, no importa el contexto del que proceda una composición si con ella se puede hacer buena música. Y en ese sentido Bowie no tenía ningún prejuicio para hacer su música a partir de otras de dudosa "reputación" (según la perspectiva desde la que se analice). La propuesta de Douglas no alcanza el punto "excéntrico" de su inspirador, tan sólo tres versiones y de temas y autores bien considerados: Mister Pitiful (Otis Redding y Steve Cropper), This love affair (Rufus Wainwright) y I´m so lonesome I could cry (Hank Williams). El resto son originales del trompetista, como el tema que dedica a Lester Bowie, Bowie, con un tono casi circense que también tiene el que abre disco, el This love affair de Wainwright, que recuerda el sonido procesional de Nueva Orleans. Hay homenajes a otros dos trompetistas: Enrico Rava (con un Rava en el que Douglas realiza un largo solo apoyado en un acompañamiento de oscura densidad armónica del trío de metal) y Fats Navarro (que camina con pulso swingueante en contraposición a una línea melódica sostenida rítmicamente, pesante incluso, en la que parece leerse una línea de Be Bop a tempo lento, como subrayando la ruptura armónica y melódica que supusiera este estilo). Temas más lúdicos como Orujo (dedicado
a tan ibérica bebida) se combinan con partituras como The brass ring donde, al igual que en Rava, el trío conformado por Chancey (trompa), Bonilla (trombón) y Rojas (tuba), más el soporte de las baquetas de Waits (que en un momento de este tema parece doblar el tempo para romper la reiteración rítmica del acompañamiento), se articula desde una posición de base armónica y rítmica para Douglas.

Como en todo lo que Douglas ha tocado (y grabado) hasta la fecha la calidad de la música es incuestionable desde una doble perspectiva: composición e improvisación. Incluso instrumentación (ya he comentado la diversidad tímbrica de su trayectoria). ¿Falta algo en este Spirit moves? Es probable que le falte la brillantez lúdica del directo que el formato de estudio sólo permite adivinar. Es una música donde nunca se pierde la seriedad formal pero que tiene ese punto de diversión (que no de divertimento) que por la propia naturaleza de los instrumentos (más bien de los instrumentistas del Brass Ecstasy) y de su expresividad promete hacer pasar muy buenos ratos tanto a fieles del Jazz como a profanos. Y es una virtud que una música con semejantes cualidades y exigencias sea capaz de dibujar una sonrisa.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente aquí.

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