Decía el arzobispo Sebastián esta mañana que no se puede concebir la vida al margen de Jesús porque significaría una vida sin Amor, una vida sin Solidaridad, etc. No es nuevo este discurso por parte de la Iglesia Católica pero no por ello resulta menos significativo de la patrimonialización que ésta hace de sentimientos, acciones, gestos que son humanos. Convendría que la Iglesia no olvidara que el Amor, la Solidaridad, se practican a partir de motivaciones muy diferentes, tantas como personas. En muchos casos, incluso, la Solidaridad o el Amor surgen como reacción a acciones de la propia Iglesia Católica, que dice hablar en nombre de Jesús.
Es muy libre la Iglesia y sus feligreses de atribuir a una deidad la fuente de sus actos, pero permítasenos a los demás, a quienes no pertenecemos a ella, defender nuestro derecho al Amor (en el más amplio sentido de la palabra) o a la Solidaridad a partir de nuestra condición de animales humanos.
Habla también Sebastián de que la tierra está dividida entre los que están con Jesús y los que no. Dicho de otra manera, entre los que tienen razón y los que no. Su belicosa división del mundo subrayaba como islámico el terrorismo islamista (¿perversión lingüística o lapsus lingüe?).
No se debe dialogar con terroristas ni mucho menos hacer concesiones territoriales, subrayó enfáticamente. Sobrevolaba la gaviota la Seo pamplonesa. ¿Qué debe hacer entonces el Estado de Derecho con sus hermanos pecadores? El diálogo nunca ha sido el fuerte de la Iglesia Católica y la añoranza de los tiempos del palio su impulso político. Porque política se hace y mucha en los púlpitos españoles. Por cierto, ¿a qué concesiones territoriales se refería Don Fernando?
Es muy libre la Iglesia y sus feligreses de atribuir a una deidad la fuente de sus actos, pero permítasenos a los demás, a quienes no pertenecemos a ella, defender nuestro derecho al Amor (en el más amplio sentido de la palabra) o a la Solidaridad a partir de nuestra condición de animales humanos.
Habla también Sebastián de que la tierra está dividida entre los que están con Jesús y los que no. Dicho de otra manera, entre los que tienen razón y los que no. Su belicosa división del mundo subrayaba como islámico el terrorismo islamista (¿perversión lingüística o lapsus lingüe?).
No se debe dialogar con terroristas ni mucho menos hacer concesiones territoriales, subrayó enfáticamente. Sobrevolaba la gaviota la Seo pamplonesa. ¿Qué debe hacer entonces el Estado de Derecho con sus hermanos pecadores? El diálogo nunca ha sido el fuerte de la Iglesia Católica y la añoranza de los tiempos del palio su impulso político. Porque política se hace y mucha en los púlpitos españoles. Por cierto, ¿a qué concesiones territoriales se refería Don Fernando?