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Dos monstruos en "Carne Cruda": Charlie Haden y Keith Jarrett
martes, mayo 11, 2010
Keith Jarrett / Charlie Haden - "Jasmine"
El sello alemán ECM (que publica el disco) envió un correo electrónico promocional que recogía el fragmento de una crítica (creo que de un diario británico) que venía a decir algo así como que si este año vas a comprarte un único disco gastes el dinero en este. Uno a veces sospecha sobre si hay una competición entre críticos que compiten porque su frase pase a formar parte de la promoción del "producto" - en cine las típicas de "la mejor del año" y derivados impresos en cartel - y esta tenía todas las de ganar. Aunque comparto con el firmante de la sentencia anglosajona el entusiasmo. Jasmine es una verdadera joya - aquí va mi frase para la competición -, un pétalo musical delicado - si no incluyen esta en el próximo mail de ECM... - que amenaza con romperse si alguien se inmiscuye en tu relación con la música - ¡vamos Manfred! ¡¡quiero mi momento Warhol!! -.
Declara Jarrett en las notas del libreto del disco que tanto él como Haden están obsesionados con la belleza. Bendita obsesión para los melómanos (obsesivos también nosotros) porque todavía hay bellezas standard que pueden embriagarnos como el perfume de este jazmín musical - recuerdo que estoy buscando abrirme un hueco en el próximo mail de ECM - producto de una cita doméstica. Porque este trabajo está registrado en el domicilio de Jarrett durante una estancia de cuatro días de Haden y su mujer invitados por el pianista. Previamente habían coincidido en el rodaje de un documental sobre el contrabajista en el que, tras una tocata informal treinta años después de su última vez juntos, la conexión musical fue tal que el pianista le invitó a pasar esos días. Allí con su American Steinway - que Jarrett dice que no está en el mejor de los estados pero con el que tengo una extraña conexión - y con el contrabajo de Charlie Haden empezaron a interpretar algunos temas. Y ya sea por estar en casa, porque no hubiera prisas o simplemente porque la sensibilidad musical de ambos es excepcional de allí salió una recopilación de baladas y medios tiempos (más bien lentos) que rasgan el silencio con suma delicadeza. Pocos sonidos serán tan silenciosos como los que producen la suma de ambos instrumentos en este disco. Y la escucha - si se ponen los medios ambientales para ello - transcurre con una placidez sumamente placentera en la que apenas se distingue un tema de otro. Y esa es una de las virtudes más llamativas de este disco. Los temas están, son reconocibles, pero una vez leídos pasan a formar parte de una atmósfera única que enmarca toda la sesión.
Keith Jarrett - que últimamente está muy sincero en las notas de los libretos - finaliza su discurso escrito con una invitación a escuchar este disco en pareja (marido, mujer o amante, explicita) tarde, por la noche. Es un disco eminentemente nocturno aunque quien esto escribe todavía sólo lo ha probado de día (entonces sirve para frenar excesos rítmicos). Y si en las notas de Testament relataba sus miserias amorosas, angustias vitales y problemas de salud en Jasmine reflexiona sobre la naturaleza de la música (que permite sentirse pleno (...) como sólo en la naturaleza del arte está producirlo de esta manera) o sobre el arte ahora (que está agonizando en este mundo, también la escucha, a medida que éste se llena de juguetes y efectos especiales). Reflexiones que revalúan el sentido del disco como soporte físico incluso para músicas tan intangibles como las de Jasmine.
Publicado originalmente aquí.