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martes, septiembre 29, 2009

Michael Galasso



El pasado 9 de septiembre falleció el compositor y violinista Michael Galasso cuando tenía 60 años y por motivo del agravamiento de una hepatitis C que padecía. Galasso compuso para cine, teatro, danza, performances, etcétera. En su biografía reconoce la influencia temprana de la música de John Cage así como una atracción por la improvisación (que practicó en Nueva Orleans, entre otros, con el patriarca de la familia Marsalis, con Ellis Marsalis), la música folclórica de Estados Unidos, los sonidos de Irán y Asia Central o la música barroca. Todos esas vertientes confluían en unos sonidos que en cine se pudieron escuchar en películas como In the mood for love de Wong Kar-Wai, Séraphine de Martin Provost (con la que la academia del cine francés le premió con el Cesar a la mejor banda sonora en 2008), Ella es el matador de Gemma Cubero y Celeste Carrasco o El voto es secreto de Babak Payami. Editó dos trabajos con su música a través del sello alemán ECM, Scenes (1982) a violín solo y High Lines (2005) en cuarteto con, entre otros, el guitarrista Terje Rypdal. El vídeo que enlazo en este post corresponde a una actuación del propio Galasso en Italia en diciembre de 2007. Además en el programa número 4 de Son de Cine se puede escuchar su música para In the mood for love y su trabajo High lines.

jueves, septiembre 24, 2009

Cambalache... para los tiempos que corren

Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...

¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y 'La Mignón',
La Tatcher Re.. y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...

¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...

Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...

Letra de Enrique Santos Discépolo escrita en 1934.

Escucha aquí la versión de Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto.

Carta a los ilustres senadores españoles

Señores senadores del pueblo español. Me van a permitir que por una ocasión, que quizá no sirva de precedente (¿quién sabe?), deje de lado mi tendencia a la ironía o incluso al cinismo (sin él qué difícil sobrevivir) que caracteriza muchos de mis escritos y hablares y sea muy clarito y directo en esta ocasión. Lo voy a ser porque mi última ironía periodística al respecto resultó desalentadora, hasta el punto de que el diario "El País" logró convertirme en un firme defensor taurino cuando, obviamente, pretendía todo lo contrario. Tal fue el desatino en el recorte de mis palabras que incluso figuran en foros taurinos (cuando lo suyo sería figurar en los antitaurinos). Así que permítanme que en esta ocasión les mande a la mierda sin mayores rodeos. Váyanse a la puñetera mierda y regodéense en ella hasta que el hedor de sus heces les acompañe allá donde caminen y un ejército de moscas hambrientas les impida el sueño día y noche. ¡Ojo! No les estoy deseando un mal tan grave. Piensen que podría haber optado por desearles que desnudos y a plena luz del día caminaran despavoridos por las calles de una ciudad tratando de huir de un ejército de ciudadanos sedientos de sangre provistos con lanzas dispuestas a penetrarles por los cuatro costados hasta que acojonados y exhaustos murieran desangrados ante el fervor del respetable. O podría haber optado por torturarles con punzantes banderillas toreras y terminar con una estocada que, confiemos, fuera certera, no vaya a ser que tengamos que cortarles los huevos todavía conscientes... que debe de doler lo suyo. Así que disfruten del mal menor que les he deseado y que no es sino un complemento olfativo del hedor que desprenden sus mentes y conciencias.

Aunque mi deseo es para una inmensa generalidad de nuestros ibéricos senadores permítanme algún deseo personalizado. Señor Javier Sanz, senador socialista que defiende el maltrato animal con argumentos como que los castells (torres humanas típicas de Catalunya) son maltrato a personas porque los que están abajo "sufren el peso de todos los demás". Nada me gustaría tanto como verle aplastado (no muerto, ¡no por dios!) por una manada de toros en pleno recorrido del encierro sanferminero. De esa manera disfrutaría como un casteller de base pero debajo de aquellos animalitos que tanto adora que se torturen de mil y una maneras en este país de tradiciones tan hermosas (perdón, no pretendía utilizar la ironía). Señor Javier Marqués, senador popular que defiende el maltrato animal con argumentos como que "atraen turistas y son acontecimientos de primer orden". Ofrézcase voluntario para el primer "Humano de Tordesillas". Hágalo y verá la cantidad de turistas nacionales e internacionales que acudiríamos impacientes por ver sus ojos desorbitados ante el acoso de cientos, miles, de aficionados a la tradición de este país y curiosos foráneos. Ya que la definición de maltrato es opinable según su señoría, permítame experimentar con su persona la definición de maltrato para que en sus propias carnes la experimente y saque sus propias conclusiones. ¿Le parece?

De cualquier modo, si mi tono les resulta ofensivo, permítanme primero disculparme. Ya he confesado el mal trago de mi última experiencia en opinión antitaurina (y antimaltrato animal) en "El País" que me obliga a la claridad en la confección de mis textos y opiniones. Si a pesar de todo no les sirven mis disculpas permítanme hacer mías las palabras de Enric González hoy en el mismo periódico que tergiversó las mías. Son mucho más educadas señorías.

miércoles, septiembre 23, 2009

Mujeres musulmanas

El siguiente escrito extractado viene incluido en el libro Todos los caminos están abiertos (editorial minúscula - Paisajes Narrados) de la escritora suiza Annemarie Schwarzenbach resultado de un viaje que realizó en compañía de la escritora Ella Maillart por los Balcanes, Turquía, Irán y Afganistán.

(...) Sin embargo, teníamos la sensación de estar en un país sin mujeres. Conocíamos, naturalmente, el chador, la túnica de cuerpo entero que visten las musulmanas y que poco tiene que ver con la idea romántica del delicado velo de princesas orientales. Ciñe estrechamente la cabeza con tan solo unas perforaciones a manera de rejilla delante de la cara, y cae en holgados pliegues hasta el suelo dejando entrever apenas la punta bordada y los tacones gastados de las pantuflas. (...) se trataba de las mujeres de los altivos afganos que se pasean libremente por doquier, son amantes de la compañía y la tertulia amena y pasan la mitad del día ociosos en una casa de té o en el bazar. Pero esos seres fantasmales tenían en sí mismos poco de humano. ¿Eran niñas, madres, ancianas, jóvenes o viejas, tristes o alegres, hermosas o feas? ¿Cómo vivían, en qué ocupaban su tiempo, a quién prodigaban afecto, amor, odio? (...) Sabíamos que el joven rey Amanullah, a su regreso de un viaje a Europa, se había lanzado a introducir reformas y había intentado seguir sobre todo el ejemplo de Turquía. Actuó con demasiada precipitación. Lo que más se le reprochó fue la emancipación de la mujer. Durante algunas semanas, en Kabul, la capital, cayó el chador; luego estalló la revolución, las mujeres volvieron al harem, regresaron a la estricta reclusión de la vida doméstica, y solo pudieron mostrarse en público cubiertas por un velo.

¿Habían olvidado las mujeres esos amagos de libertad, habían sido borradas de su memoria aquellas pocas semanas de 1929? En una ocasión, siendo huéspedes de un joven de talante abierto e inteligente, gobernador de alguna aldea del norte del país, Ella Maillart se atrevió a formularle esta pregunta. (...) ¿Podía excluirse a las mujeres de un progreso semejante? ¿No debían tomar parte de la nueva vida y ser liberadas de la limitación mortificadora en la que transcurría su existencia? El gobernador respondió con evasivas. Cuando le preguntamos cortésmente si podíamos conocer a su mujer, al principio dijo que sí, pero luego encontró una excusa. (...)


(...) Y eso que las habían instruido - en casa, por supuesto -, sabían leer y escribir, no ignoraban dónde quedaba la India, Moscú, París, incluso habían oído hablar de Suiza. Sin embargo, nunca habían hecho un viaje, no se imaginaban que un día pudieran llegar más allá de Mazar-e Sharif, la capital del Turquestán afgano. ¿Deseaban acaso conocer el mundo, llevar una vida diferente? ¿O se quedarían para siempre en aquel jardín soleado y rodeado de tapias de adobe bajo la patriarcal y estricta supervisión de su madre y señora? (...).


(...) Cuando esas muchachas abandonaban el jardín siempre llevaban puesto el chador y solo podían ver el mundo a través de aquella rejilla, tras la cual su cara permanecía al resguardo de indiscretas miradas masculinas.


Una vida así era difícil de imaginar para nosotras. ¿Pero acaso esas mujeres eran especialmente desgraciadas? Solo se puede desear lo que se conoce. ¿Era correcto, necesario, darles educación, sacarlas de su ignorancia y clavarles el aguijón de la insatisfacción? Pronto aprendimos, sin embargo, que esta pregunta ni siquiera se plantea. Afganistán evoluciona hoy según esas fatales leyes a las que se les da el nombre de progreso, cuyo transcurso no se puede detener. (...)


National-Zeitung
, 13 y 14 de abril de 1939

lunes, septiembre 21, 2009

Motivos para la lágrima

En una entrevista que me hicieron hace unos años la periodista (llevaba bolígrafo y libreta de notas por lo que debía de serlo) me preguntó qué me había hecho llorar por última vez. Le contesté que era más de nudo en la garganta que de lágrimas (ya se sabe, los chicos no lloran). Lo recordaba hoy mientras pelaba una cebolla. Si me volvieran a hacer la misma pregunta no tendría escapatoria. Mis últimas lágrimas han sido por una cebolla... ¡qué llorera con la condenada! Conozco a quien se pone gafas de buceo para pelarlas, sin embargo me resisto por el momento. Claro que estas lágrimas no eran sentimentales, más bien pura reacción biológica a una agresión externa. Una vez detenida la hemorragia lacrimal he pensado en motivos que podrían hacerme llorar (emocionalmente). Hoy mismo unos cuantos. Por ejemplo, por razones que no vienen al caso he salido de casa esta mañana. Es decir, me he visto obligado a abandonar momentáneamente mi voluntaria reclusión doméstica. Día de lluvia significa mayor tráfico (no es la lógica la que lo explica, es la costumbre), mayor ruido por el rozamiento de las ruedas sobre el pavimento húmedo y mayor concentración de malos humos (físicos y anímicos). Para llegar del punto A al punto B el pobre peatón (yo mismo) se ve obligado a soportar unos niveles de contaminación acústica y atmosférica intolerables. Alcanzado el tramo peatonal del casco histórico interpuesto entre el punto A y el punto B emito un suspiro mental de alivio, he alcanzado la civilización. Pero, estamos con los motivos para el lloro... las áreas peatonales de las ciudades no son tales, sólo áreas de preferencia para el peatón. Es decir, circulan coches pero tienes la opción de caminar delante de ellos hasta que el rugido del motor que te persigue se hace demasiado evidente y te apartas. Como un encierro sanferminero pero sin astados. Al menos el ruido era menor, me consolaba, hasta que a lo lejos, de allá hacia donde me dirigía, empezaba a llegarme la cansina cantinela megafónica de una manifestación compuesta por una veintena de mujeres que decían cosas como que con no sé quién vamos de culo mientras un señor con bombo marcaba el tempo rítmico de la serenata. Es probable que haberme puesto a llorar por todo ello en plena calle no hubiera solucionado nada (quizá sólo mi alojamiento en régimen de pensión completa en el psiquiátrico) y la única manera que uno conoce de evitar semejante maltrato urbano es la reclusión doméstica, que no asegura el aislamiento acústico pero lo amortigua (a menos que el bloque vecino decida instalar un ascensor, el vecino del segundo reformar el piso y tu pareja sea fan de Fama... ¡a bailar!).

Motivos para llorar... pensaba. Uno bueno es que la dirección de una emisora de radio de una ciudad cuyo nombre oficial lo sea en dos idiomas oficiales dé indicaciones a su plantilla de locutores para que se utilice exclusivamente el gentilicio de la lengua A en vez de la B (o de la B en vez de la A, si se prefiere). Hay que proteger al oyente de la perversión lingüístico-política de las palabras. Aunque no sabría decirles si esto que les cuento es cierto o no, tiendo a confundir mis sueños con la realidad y como ningún medio habla hoy de la explosión del sol en mil pedazos entiendo que podría haber sido cosa de Morfeo. Así que prefiero no llorar por un sueño. Como eso de que Rodríguez Ibarra pida una sanidad "sólo para españoles" porque existe un "turismo sanitario" que por lo visto arruina nuestra sanidad pública. Básicamente su teoría dice que hay un montón de peña que ante la alegría y gratuidad de nuestro sistema coge vuelos de "300 euros y se operan de la cadera que cuesta un poquito más". Entrecomillo lo que entiendo como literal pero de nuevo debe de ser cosa de la almohada porque es imposible que un socialista diga algo semejante. Así que no voy a llorar por lo que de nuevo debe de ser cosa del sueño. Por eso, porque sólo las cebollas hacen brotar mis lágrimas y porque no me gusta mentir a la prensa.


domingo, septiembre 20, 2009

La vida puede ser maravillosa... ORO


¿Qué año fue? No me acuerdo pero mi amigo Joseba me fue inoculando el virus de la pasión por el baloncesto. Debe de hacer mucho tiempo de aquello porque ya van unos cuantos campeonatos por el camino. Ligas ACB, Euroligas (antes Liga Europea y antes Copa de Europa), incluso Korac (no olvido la final Barça - Estudiantes), Campeonatos de Europa, Mundiales, Copas del Rey... yo que sé... se entremezclan en la memoria tantos momentos relacionados con el basket... las visitas a Vitoria para ver la Euroliga con el (ex)TAU, los chupitos de vodka cuando el (ex)TAU llegó a la Final Four de Moscú... el drama de la final de la Liga Europea de París (¡qué robo amigo!) entre Barça y Panathinaikos... en fin, cada uno tiene los vicios que quiere (y puede) y el basket como practicante (esporádico) y como espectador (ritual de lo habitual) es uno de los más sanos que uno tiene en su vida... de los confesables, claro. Hemos sufrido tanto, ¿verdad compañero?, nos hemos acordado tanto de la familia de Stankovic que vivir estos momentos que nos está regalando la selección española de baloncesto... ¡qué forma de jugar al baloncesto! En fin, qué puedo decir... Hay momentos en la vida que hacen que merezca la pena cada respiración, aunque sea a costa de un puro divertimento... o sea, de aquello que hace que la vida no sea algo tan serio y... ¡tan divertido!

Amic Joan, un brindis con una botellita de Colet...


Eurobasket 09: Bronce a la griega

¿Qué hacer si ganas de un punto, faltan cuatro segundos para el final y fallas el primer tiro libre? Pues lo que ha hecho Spanoulis. Tirar a fallar el segundo porque, como ha ocurrido, es muy probable que el tiempo en que ambos equipos luchan por el rebote, aunque el equipo rival lo recoja, sea lo suficientemente prolongado como para que no tenga tiempo de lanzar a canasta en condiciones razonables. Dicho lo cual: Grecia 57 - 56 Eslovenia. Medalla de bronce para los griegos (a la griega) en este Eurobasket de Polonia. Lástima por Eslovenia, a la que sigo con atención desde el Europeo de Belgrado de 2005, que ha notado mucho el tremendo esfuerzo de la semifinal contra Serbia (prórroga incluida) y la falta de relevos para la dirección de Lakovic. Eso sí, si Lorbek juega en el Barça como lo ha hecho en este Europeo...*

*interrumpo el comentario antes de caer en el error de nominar a Lorbek como el mejor fichaje del Barça en años dada mi anterior experiencia con "Vichy" Andersen.

viernes, septiembre 18, 2009

Plata


Odio las tardes grises. El cielo se ha cubierto de plata, el color de todo lo que veo y siento. Mi cerebro destruye aquello que pudo ser habitable en el universo. Cada segundo cuesta las horas de un camino cubierto de nieve. Me resulta difícil pensar con claridad algo que explique el sentido de mi presencia aquí y ahora. Son de nuevo demasiadas las expectativas puestas en las horas concretas cuando lo que se impone es el tiempo global, la generalidad de una vida, no un momento particular. Lo particular es penoso, lo general fugaz. Siento cada segundo perdido como una oportunidad arrojada al vacío y, sin embargo, no se me ocurre con qué hacerlo imprescindible. Miro alrededor y sólo la lluvia agita la pesada gravidez del entorno. Es el otoño que llega para saciar la sed de la tierra. Pienso en asomar mi cabeza por la ventana y que la lluvia remoje la angustia pero me detiene la inercia de un aburrimiento cósmico, el intento vano. He tratado de estirar la goma del tiempo en esta tarde plata, gris como mi ingenio, turquesa como un temporal localizado. Quería hacer inolvidable la primera lluvia del final de verano y he conseguido invierno sin tan siquiera percibir el otoño de matices ocres, de amarillos fosforitos antes de su caída libre al lecho que hierve desnutrido. Dice adiós el calor, hasta un próximo arrebato. Detesto el calor, maldigo el frío que llega. No existe el centro, siempre es extremo el mercurio color plata. Odio esta tarde gris. Odio no saber qué hacer con ella. Se impone el turquesa.


© Carlos Pérez Cruz

jueves, septiembre 17, 2009

Otoño

Las primeras hojas secas sobre el cauce del río, el primer vaho matinal al asomarme por la ventana esta mañana... señales del inminente otoño.

jueves, septiembre 10, 2009

Presto (Pixar)

"Watten" de Thomas Bernhard

Fragmento de "Watten" de Thomas Bernhard (1931 - 1989):

A menudo me siento con ellos, los hombres, estimado señor, y hablo con el lenguaje de esos hombres, bebido lo mismo, tenido la misma hambre, sed, intereses, etc., pero mi cerebro es distinto. Tengo que estar aislado. Es absolutamente absurdo creer que, siendo como yo, se podría sencillamente renunciar a todo lo que se es, y sumergirse en la masa. La masa se da cuenta pronto de esa tontería y lo aniquila a uno, o procura al menos aniquilarlo. La masa aparta a un hombre como yo, que se ha entregado a ella al cien por cien, sin compasión, como a un cuerpo extraño.

martes, septiembre 08, 2009

Savina Yannatou & Primavera en Salonico - "Songs of an other"


Que la improvisación no es cuestión exclusiva del Jazz es evidente pero también es cierto que el Jazz es visto por muchos como el paradigma de la libertad creativa, la música que permite al músico expresarse tal cual siente sin atenerse a partituras (dicen). Es cierto, hay mucho de eso, pero la libertad creativa, la capacidad personal de expresión no la determina un género, una etiqueta, está en la persona. Se puede ser muy libre interpretando una partitura lo mismo que se puede estar atado de pies y manos improvisando un standard. ¿Acaso la reiteración de patrones por partes de muchos jazzistas no lo prueba? Sin embargo todos podemos tener en mente a, por ejemplo, grandes cantantes que, sin salirse de una melodía preestablecida, de una letra escrita de antemano, son capaces de ser ellos y sólo ellos.

La mayor parte de las (y los) vocalistas de Jazz que cada poco aparecen para coger el testigo de las grandes divas (según la prensa y medios en general, claro) no son más que un pálido eco de aquéllas, maniquíes expuestos con una vestimenta prestada y desgastada a la que, con cuatro remiendos, pretenden adecentar para ver si cuela. En algunos casos cuela, en otros (que darían para una larga lista de desaparecidos en combate) no. Por eso en ocasiones para encontrar aquello que presuponemos del Jazz hay que salirse de su departamento. Y con Savina Yannatou un aficionado exigente a eso que llaman Jazz debería sentirse plenamente confortado e, incluso, excitado.

Llevo años siguiendo la pista de esta maravillosa voz gracias a mi curiosidad en eso que llaman Folk, Músicas del Mundo o músicas de raíz. Absurdos etiquetados de los que todos somos usuarios (ya se sabe, "para entendernos") y que podrían llevarle a un aficionado a la etiqueta "Jazz" a perderse a una de las grandes vocalistas del gremio del siglo XXI. ¡Reivindico a Yannatou como cantante de Jazz! ¿Por qué? Porque, aunque está lejos de serlo de standards o del vocalese, tiene su música la improvisación que muchas no tienen, la experimentación que muchas no tienen, la creatividad que muchas no tienen, la libertad para reinventarse que muchas no tienen.

Dice su web oficial: Con un bagaje que combina estudios de clásica y música tradicional "auténtica" con música improvisada y Jazz, Savina Yannatou y los músicos de Primavera en Salonico se encuentran a sí mismos como bailarines sobre una cuerda, sobre el acorde que conecta la música modal del Este con su equivalente musical en el Occidente Europeo, la música de la Edad Media y las polifonías populares del Mediterráneo. Partiendo de la riqueza melismática del Maqam Oriental y el encanto de los ritmos irregulares exploran el territorio de la improvisación libre colectiva, encuentran allí el Jazz moderno. ¿No es esa la actitud de un músico de Jazz? Es más, creo firmemente que quien no se ve limitado por un conceptualismo restrictivo está más cerca del espíritu del Jazz que quien se limita a reiterar los tópicos de lo que se le supone.

En lo relativo a este nuevo trabajo de Yannatou y del grupo Primavera en Salonico (que coordina el acordeonista e intérprete de qanun Kostas Vomvolos, encargado de los arreglos) Songs of an other afronta repertorio tradicional de Armenia, Bulgaria, Serbia, Kazajistán, de su natal Grecia, un tradicional askenazí del siglo XVI, Albania e Italia. Un recorrido por canciones de amor, religiosas, meditaciones, canciones de cuna, etcétera, recopiladas por el intérprete de nay del grupo, Harris Lambrakis, que es musicólogo. Si Estados Unidos cuenta con un cancionero de apenas un siglo, Europa tiene historia musical como para retroceder varios (¡Qué suerte contar con un songbook tan vasto!). Lejos de llevar a cabo una recreación historicista la música es un vuelo libre que parte de sonoridades ancestrales, de melodías mediterráneas, para abrirse a la experimentación, a expresiones sonoras que incluso en sus momentos de mayor radicalidad sugieren Historia, que en sus momentos de mayor crudeza armónica es bella como en sus más fieles reinterpretaciones. Así cuando la música parece serlo de ortodoxa presentación se desestructura de inmediato a la par que la "académica" voz de Yannatou se rompe en mil pedazos y es entonces cuando la voz es, de verdad, un instrumento más y Primavera en Salonico un formidable grupo de improvisadores.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente aquí.

"Ungenach" de Thomas Bernhard

Fragmento de "Ungenach" de Thomas Bernhard (1931 - 1989):

(...)En la mayoría de los rostros no hay más que tontería, y es una tontería querer suponer o buscar o captar en todos esos rostros otra cosa que tontería... por eso la masa tiene un rostro absolutamente tonto, dijo Moro, porque la tontería que se eleva a miles de millones resulta, como es natural, insoportable... pero la tontería tiene siempre también los medios, como volvemos a ver precisamente ahora, o sea la fuerza, el poder, estimado señor Robert, de borrar, de borrar y aniquilar todo lo que no es tan tonto como ella... (...)

sábado, septiembre 05, 2009

Apunte teórico

Para estudiantes de periodismo (rama audiovisual - radio, televisión también sirve): En el caso de disponer en antena de una sección de cocina o de tener un cocinero ("eras" no hay) como invitado existe una frase ineludible que proporciona el tono de frescura necesario en la radio actual y que, además, sirve para, en el caso de no saber qué preguntar (dado que los guiones son algo obsoleto), ganar unos segundos para a) pensar la pregunta o b) dar pie a que el invitado continúe desplegando saberes gastronómicos. La frase en cuestión es: Uhm, se me está abriendo el apetito escuchándote. Además a estas horas ya apetece. No importa la hora en que se pronuncie, siempre será próxima al desayuno, almuezo, comida, merienda o cena. Si después de pronunciarla el invitado no retoma su discurso o no se ha conseguido construir una nueva interrogación se puede añadir, mirando con cara de "sigue tú que no sé qué más decir" (opción no válida en televisión) al experto, otro clásico: ¡Vaya tortura! Con el hambre que tiene uno. Y después proferir una risita nerviosa.

viernes, septiembre 04, 2009

Deshielo

Fotografía que muestra el impacto de mi presencia en este planeta, en particular la afección de mi persona en el deshielo Ártico entre mi advenimiento en 1979 y el año 2007. Obviamente no recoge los estragos causados por mi incesante actividad térmica en estos dos últimos. ¿Se les acabó el carrete?

martes, septiembre 01, 2009

Jesse Elder - "The Winding Shell"


El esfuerzo individual del estudiante de música sumado a las directrices educativas de las cada vez más exigentes escuelas de música que se dedican al Jazz nos ha proporcionado en los últimos tiempos numerosos ejemplos de nuevos músicos en el panorama profesional con una formación teórica y técnica asombrosa... y nada más. Músicos de excelente potencial que, sin embargo, encuentran muchos problemas a la hora de expresarse, de comunicar algo con su trabajo no ya que se diferencie de lo que la Historia ya nos ha ofrecido sino que al menos incluya una mínima emoción. Por eso la experiencia invita a acceder con cierta distancia a los primeros proyectos de estos recién llegados por muy premiados que hayan sido sus finales de carrera (¿qué se valora para conceder ciertos honores?). Pero en la vida hay excepciones (¡dichosas!) y Jesse Elder parece una de ellas.


Jesse Elder, pianista asentado en la ciudad de Nueva York, presenta mediada la veintena su primer trabajo dentro de un sello discográfico (aunque este sea liliputiense) después de un par de autoproducciones. La precocidad ya no es noticia en casi nada pero uno no deja de sorprenderse de que a ciertas edades algunos tengan la madurez que Elder demuestra; hasta el punto de que quien esto firma se pregunta si no es demasiado pronto para haber accedido a ciertos niveles de excelencia. Maneja con fluidez estructuras complejas de composición mientras otros a su edad todavía digieren las formas más básicas. Aunque esto no es lo realmente sustancial - hay muchos ejemplos de músicos de aparente complejidad realmente aburridos - sino que con ello es capaz de armar un proyecto realmente denso, lleno de matices, composiciones llenas de información, de generosa exigencia para el intérprete. Y es que en su capacidad como compositor está uno de los puntos de interés de su corta trayectoria y como tal ha sido premiado en tres ocasiones por la Asociación Americana de Compositores (ASCAP). Se percibe mucho trabajo detrás de lo que The Winding Shell ofrece.

El disco es, en realidad, un dos en uno. El uno son sus temas para quinteto; el dos un piano a cuatro manos que tiene su propia entidad dentro de la grabación bajo el subtítulo de ALO y que interpreta junto a una pianista de origen japonés de notable currículo y también juventud, Aya Nishina (nombres como John Zorn o Greg Osby ya figuran en su historial). Para cuando se llega a este punto del trabajo el contraste de instrumentación proporciona una agradable y pacífica sensación aunque musicalmente hay intensidad y exigencia, continuos juegos entre las cuatro manos, reiteraciones minimalistas, intimismos de atmósfera inquietante que contrastan con pasajes más viscerales, nunca aleatorios. Un extra del disco que añade un valor nada desdeñable a un proyecto que en su faceta más ortodoxamente jazzística es denso, pero de una densidad volátil, en estado de gracia, con temas de ida y vuelta, con bloques sonoros y melódicos muy bien instrumentados que exploran las posibilidades tímbricas mediante complejas armonizaciones; música en la que sucede algo de continuo en todos los niveles, con continuos sobresaltos, en la que los solos siempre lo son sobre un acompañamiento de enorme e inquieta riqueza rítmica y armónica. Todo un reto para el oyente y para músicos que, al igual que Elder, viven en la veintena, a excepción de Gary Thomas y Chris Cheek. Una edad en la que han tenido tiempo de formar parte de grupos de cierta repercusión como Fieldwork (Tyshawn Sorey es parte de este trío con Vijay Iyer y Steve Lehman) o de que en sus currículos aparezcan nombres consagrados como los de Jason Moran, Ralph Alessi, Dave Douglas, Ellery Eskelin u otros.

Excelente carta de presentación de un pianista (y de un colectivo de músicos) que desprende creatividad y un dominio técnico y teórico al alcance de muy pocos. Ojalá se den las circunstancias para que pueda desarrollar su trabajo en las condiciones que merecen talentos como el suyo. No abundan y nos hacen la vida un poquito más soportable.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente aquí.

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