Los centímetros de más de Sancho Lyttle han sido los del crecimiento de una selección siempre luchadora y en este campeonato competitiva. Un bronce de gran mérito; el tercer escalón en el podio de un Mundial de baloncesto como justo premio a una selección que se cruzó en semifinales con el único equipo que juega en otra liga: los Estados Unidos (por cierto, qué diferencia de concepción del juego con sus homólogos masculinos). Gran mérito colectivo, con los referentes de Amaya Valdemoro y de Sancho, y un éxito con eco mediático menor para un logro deportivo mayúsculo. ¡Enhorabuena!
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