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jueves, febrero 24, 2011

La piratería y el futuro de la música grabada según Moppa Elliott (MOPDTK)


(...) El hecho de que muchas cosas sean descargadas está haciendo mucho por desmontar y destruir la cultura empresarial del capitalismo musical – supongo que es la manera de decirlo – pero para ciertas personas utilizar las grabaciones como una manera de hacer piezas de arte que después vendes a otra persona – y cuando compras una grabación estás comprando una pieza de arte – será siempre viable sólo que en una escala mucho más pequeña. Así que esta idea de finales del siglo XX de imprimir un millón de copias de una grabación y venderlas a un millón de personas pienso que se ha acabado porque la gran mayoría de esa gente compraría una grabación de Michael Jackson y escucharía una canción una y otra vez y luego la dejarían en el estante y no la volvería a tocar. Tienen una muy efímera y fugaz relación temporal con la música (es como una especie de banda sonora de sus vidas) mientras que la gente que está interesada en la música como algo artístico (que pienso que constituye la mayor parte de la audiencia del tipo de música que hacemos nosotros y otros grupos como nosotros) siempre va a estar dispuesta a pagar dinero por una pieza de arte. No importa la forma que sea, ya sea una descarga digital o un objeto real como un CD o un disco o lo que sea. Y esa experiencia de adquirir una pieza de arte que te habla será siempre viable sólo que no en el modo en que las compañías discográficas pueden coger a un tipo al azar y vender millones de copias de melodías pop absolutamente genéricas. (...) Sí, nos estamos alejando de la era de los múltiples discos de platino del pop pero no pienso que eso sea necesariamente malo. E igualmente no pienso que necesariamente nada esté cambiando de forma drástica en el mundo. Sigues teniendo una gran mayoría de gente que escucha los ‘Cuarenta Principales’ y cada mes es una canción diferente y realmente no importa lo que sea así que, a quién le importa. ¡Ese no es el tipo de gente que va a venir a este concierto! (...)

Extracto de la entrevista con Moppa Elliott (bajista de 'Mostly Other People Do The Killing') emitida en la edición del 23 de febrero de 2011 de Club de Jazz, disponible en versión original en inglés y transcrita en castellano aquí. La conversación tuvo lugar antes de su actuación en Huesca el pasado 15 de febrero de 2011.


miércoles, febrero 16, 2011

Mostly Other People Do The Killing - Centro Cultural "El Matadero" Huesca 15/02/2011


Kevin Shea, Peter Evans, Moppa Elliott y Jon Irabagon
(Huesca 15/02/2011)
© Jesús Moreno

No recuerdo mucho de la película de Kenneth Branagh Peter´s friends (Los amigos de Peter) pero mi memoria la rescata mientras trata de reconstruir con palabras un concierto como el que el cuarteto Mostly Other People Do The Killing (algo así como 'mayormente son otros los que matan') ofreció en Huesca; me la sugiere como título para la reseña, como frase de aparente ingenio y enganche para el lector, pero titular es el arte de la concreción y como tal tiene implícito el riesgo de confundir una parte con la totalidad. Lo pienso mientras conduzco de vuelta a casa pero, aunque me obligue a ello como crítico, no logro dejar de pensar en esa parte llamada Peter Evans dentro del todo de MOPDTK (acrónimo que poco simplifica, por cierto). Que mientras reflexiono sobre ello suene el Live in Lisbon del Peter Evans Quartet tampoco invita a la abstracción. La realidad se impone: estoy impresionado con el trompetista.

Quede dicho de antemano que quien esto escribe es trompetista pero, hasta hoy, el instrumento ha quedado en segundo plano en el momento de hacer valoración de la música ajena. Si hay trompetista en un concierto me fijo, obviamente, en particularidades técnicas que me pueden interesar por cuestión de oficio pero tiendo a concentrarme en la música como expresión colectiva. Sin embargo durante la actuación oscense del cuarteto mis orejas dirigieron la mirada a un objetivo casi exclusivo por una cuestión de asombro. Lo que es capaz de hacer Peter Evans no se lo había escuchado a ningún trompetista en mi vida. No por sus extraordinarios agudos, registro medio y graves (incluidas notas pedales), ultrasónico doble picado, flexibilidad, vertiginosos saltos interválicos, inagotable resistencia (respiración continua incluida) o velocidad de fraseo sino porque todo ello son virtudes de un mismo tipo que, además, van complementadas por un sonido acogedor y redondo incluso en los agudos más extremos y, lo que es más importante, por un sentido de la improvisación absolutamente vibrante y creativo. Tiene tan sobradas facultades que cualquier cosa que se le ocurra la puede lograr. ¿Qué velocidad melódica habría alcanzado el Be Bop de haber compartido escenario en su fundación con Charlie Parker?


Peter Evans y Kevin Shea
(Huesca 15/02/2011)
© Jesús Moreno

No con 'Bird' pero sí con otro buen saxofonista, con Jon Irabagon, comparte soplidos Peter Evans. Si el trompetista es músico de múltiples registros estéticos (escúchesele interpretando el Primer movimiento el Concierto de Brandenburgo nº2 de Bach, prueba del algodón de estilo y resistencia) Irabagon demuestra igualmente capacidad de adaptación a las exigencias del guión. Capaz de arrollar con una grabación como Foxy (que suena inmediatamente después de la de Evans en el viaje de vuelta), y su más de hora y cuarto de visceral soplo ininterrumpido (¡¡!!), en la noche de Huesca se mostró mucho más comedido. Un saxofonismo elegante, pulcro e impoluto (a tono con la trajeada pose del grupo vestido para la noche del baile de graduación) que de vez en cuando rompía en humoradas efectistas (en todo baile de graduación llega el momento de hacer de la corbata cinta de pelo) o de citas (como la del inicio del Primer movimiento de la 5ª Sinfonía de Mahler... de trompeta en el original). Irabagon y Evans llevan el peso evidente del reparto de solos que incluso se solapan en el momento en que uno de los dos recoge al vuelo una idea expresada por el otro; se construye así una doble línea improvisadora con identidad diferenciada que, sin embargo, pareciera hecha para el acompañamiento el uno del otro. La capacidad de caer conjuntamente a las pocas guías temáticas que dan rienda suelta o asoman en cada bloque musical (más que temas son bloques de improvisación a partir de unas pocas células rítmicas y melódicas) es de una precisión milimétrica; su conjunción tiene lo mejor del trabajo académico y de la libertad que se le supone a esta música. En ese sentido la música de MOPDTK (es imposible no pronunciar el nombre completo para poder escribir el acrónimo) sigue unos patrones muy básicos, muy propios del Be Bop, en el sentido de que la melodía es la excusa para improvisar. De hecho muchas de las melodías leídas eran pura ortodoxia bebopera aunque con el aditivo de mil y un colorantes estéticos en su exposición y desarrollo.


Moppa Elliott y Jon Irabagon
(Huesca 15/02/2011)
© Jesús Moreno

Se convierte así el cuarteto en un grupo revisionista porque trabaja a partir de formas del Jazz straight-ahead y, sin embargo, lo hace con tal vitalidad, personalidad y sentido del humor que poco o nada tienen que ver con otras formas institucionales de evocación del pasado musical. No replican sino que añaden a los condimentos esenciales especias picantes que sazonan con sus exuberantes capacidades técnicas, referencias rockeras, rítmicas desatadas o pequeños apuntes de electrónica y pregrabados (lanzados por el baterista Kevin Shea) que se plantean más como diversión que como concepto sonoro o estilístico. Es tal la "irrelevancia" de la exposición temática que unos temas se funden con otros hasta el punto de que, como dijo el bajista Moppa Elliott, hemos empezado por 'Evans city' y luego no recuerdo qué hemos tocado. Es más, uno tiene la sensación de que muchas veces no existen tales temas y que simplemente cumplen con el protocolo de presentación al público inventando títulos con nombres de localidades de Pensilvania (Elliott nació en ese Estado). Presentada una de esas ciudades Peter Evans le respondió: ¿Y es una ciudad feliz? No lo sabemos pero sí que esa ciudad sonaba a 'Sol menor' por indicación de Moppa.

Moppa Elliott es quien impulsó la creación de este grupo allá por 2003. Él es quien firma las composiciones, quien habla por el grupo y, sin embargo, quien ejerce la más discreta de las funciones en el escenario. Muchas veces calla (podrían funcionar perfectamente como trío de vientos y batería), otras refuerza golpes rítmicos de la batería de Shea y en otras digita un efectivo y tradicional walking. Su trabajo es de cohesión de un grupo donde dos solistas se imponen de forma muy evidente y, sin embargo, donde sin él ni Kevin Shea no habría sonido MOPDTK (¡se me resiste!). Aunque Peter y Jon apabullen con su virtuosismo (rara vez gratuito) los dos de atrás (por posición escénica) no quedan en meros sideman intercambiables sino que tejen la red y provocan. Kevin Shea - que inició concierto con un solo de irónica sobreabundancia golpeadora - es el loco perfecto que toca una batería que es de Jazz tanto como de Rock como también espasmódica (¿género en sí mismo?). Su cara de niño travieso, ausente e imperturbable con traje y recién levantado de la cama hacen el resto en su papel de cómico, bien documentado en videos por la red de internet o en su solo de gestos sin pegar un solo golpe a la batería en el concierto. Momentos de humor que aportan un plus lúdico al Jazz arrollador y descarado del grupo que, además, demuestra la cada vez mayor permeabilidad de las nuevas generaciones de jazzistas para incorporar formas de expresión musical hasta hace no tanto aparentemente irreconciliables.

Carlos Pérez Cruz

PD: ¿Atraigo a los incontinentes verbales? ¿Llevo encima un cartel invisible para mí que invita a que se sienten a mi lado en los conciertos? ¿Soy yo el equivocado y la conversación continua y competidora del volumen musical es lo educado? ¡Qué cruz!

© Carlos Pérez Cruz (www.elclubdejazz.com)
Publicado originalmente aquí.

La banda sonora de "True Grit" (Valor de ley) de Carter Burwell


Los hermanos Coen (Joel y Ethan) llevan de nuevo a la pantalla cinematográfica (sí, esa en la que a algunos todavía nos gusta ver el cine) la novela de Charles Portis True Grit (aquí traducida la película como Valor de ley) publicada en 1968 y llevada inicialmente al cine en 1969 con John Wayne como actor principal. En la sección musical de Más vale tarde de Radio Vitoria (EiTB) escuchamos la música de Carter Burwell para la nueva adaptación. Una banda sonora basada en himnos presbiterianos del siglo XIX cuya historia detallamos.





miércoles, febrero 09, 2011

Iñaki Sandoval, Eddie Gómez & Billy Hart - "Miracielos"


Paso a paso, sin hacer demasiado ruido pero con una solidez innegable, el pianista pamplonés Iñaki Sandoval sigue haciendo camino al andar. Una cita del poeta Juan Ramón Jiménez impresa en el interior del disco (físico) atrapa la atención cuando uno extrae el CD para su escucha. Sobre un fondo oscuro (donde se adivina textura de madera) leo: No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti solo. Un consejo que parece hecho a la medida del pianista. Desde que en 2005 grabara su primer disco, Sausolito, hasta este Miracielos publicado en 2011 pasando por su anterior, Usaquén en 2008, el ritmo de publicación sugiere un razonable proceso de reflexión y crecimiento entre uno y otro; ritmo que traslada igualmente al pulso general de sus composiciones: sereno y amplio.

En Sausolito Iñaki Sandoval se presentaba en sociedad junto a la rítmica de una etapa importante del pianista Tete Montoliu (el bajista Horacio Fumero y el baterista Peer Wyboris) y en Usaquén se veía obligado a renovarla tras la muerte de Peer con David Xirgu. Fumero y Xirgu pasaban a ser los compañeros 'oficiales' de Sandoval y lo siguen siendo y ellos tendrán que defender en directo el repertorio de Miracielos para el que en su registro de estudio Sandoval se ha permitido una alegría discográfica en tiempos tan poco dados a ella; se ha regalado dos nombres con solera histórica, ilustres que llevan parte de la historia (relevante) del Jazz a sus espaldas: el bajista Eddie Gómez y el baterista Billy Hart. Con ellos llegan ecos de Bill Evans, McCoy Tyner, Miles Davis o Stan Getz y una posibilidad de proyección internacional no tan evidente cuando se trabaja en la escena ibérica.

Aunque quien esto escribe suele encontrar más estímulo en un tipo de Jazz más irreverente y transgresor que el que practica Sandoval no deja por ello de apreciar el preciosismo de su música, la delicadeza de los pequeños detalles de una forma de componer que tiene un marcado carácter melódico que se diluye en los tiempos medios y lentos en los que se mueve con mayor soltura. No está Sandoval en la línea de los tríos que deconstruyen melodías y ritmos ni hace versiones de los grupos Rock (y aledaños) de moda ni es música de grandes aspavientos. Lo que es Iñaki Sandoval es un pianista ejemplar dentro de una tradición clásica, que puede encontrar sus referentes en Bill Evans o incluso en Keith Jarrett o Brad Mehldau pero, sin duda, con menos afectación que estos dos últimos. De primeras puede parecer su música algo liviana hasta que uno realiza el (anacrónico) ejercicio de la escucha reiterada y con atención para fijarse en que hay un trabajo armónico más denso de lo que pudiera parecer en un primer momento. Son armonías acogedoras, amables e íntimas, sobre las que desarrolla una improvisación cuyo virtuosismo se entiende desde la teoría del menos es más (ojo, queridos políticos, empresarios y 'mercados' en general. Lo de cobrar menos y trabajar más no es virtuosismo, es esclavitud). No hay nunca en la música de Iñaki Sandoval grandes exhibiciones de desenfreno dactilar. Su música hace buena la teoría de grupo del trío de Bill Evans. Él la firma pero no es solista con acompañamiento.

Miracielos está conformado por siete composiciones con sus correspondientes prólogos (a solo, dúo o trío) y un epílogo a piano solo (insisto Iñaki, ¿para cuándo a solo todo un disco?). Prólogos para el vals de No excuses, la preciosa, espaciosa y circular Eternitat, la pacífica y 'mehldausiana' llamada a la revolución (con toque sutilmente marcial de la batería de Billy Hart) de Revolution is coming o la más 'hardbopera' Mr. Frank Martin. Con un toque más latino se expresan tanto en la cantarina Miracielos como en Keep it fresh (atención a la inteligente pegada contrapuntística de Hart durante el solo de Sandoval) y con aspiración de balada 'jarrettiana' (sin gemidos de Sandoval, sí de Gómez durante el disco) en Ya no quiero más ná. Remata Sandoval con el Epilogue, compendio a piano solo de melodías y armonías trabajadas durante la grabación; detallista final para redondear un disco de Jazz con maneras clásicas y espíritu creativo en el presente.

© Carlos Pérez Cruz (www.elclubdejazz.com)
Publicado originalmente aquí.

Puedes escuchar una entrevista con Iñaki Sandoval en la edición de Club de Jazz con fecha 9 de febrero de 2011 en el reproductor del programa o bien en el archivo de entrevistas.

miércoles, febrero 02, 2011

Imágenes e interpretación. Notas sobre la revolución egipcia en la televisión.

Una de las ventajas de las comunicaciones tal y como están desarrolladas hoy es que podemos asistir audiovisualmente en directo a acontecimientos como la revolución egipcia. Obviamente son visiones muy limitadas dado que apenas podemos visualizar unos pocos puntos (aunque sean estratégicos) de lo que acontece en la capital del país. Del resto, apenas informaciones.

Divido la pantalla de mi ordenador entre la emisión inglesa de Al Jazeera, la televisión estatal egipcia y el canal France 24. Escucho el sonido de Al Jazeera que, en el complejo ejercicio de narrar el caos, trata de describir lo que las imágenes nos muestran. Miles de personas que corren de un lado para otro, bolas de fuego que caen desde lo alto de edificios, decenas de personas arrojando objetos desde las azoteas de edificios... pero, ¿quiénes son? La voz desde el estudio describe lo que ya vemos pero sabe tanto como quienes miramos: ¿qué posición defienden los que lanzan sillas, piedras o cócteles molotov desde las azoteas? ¿Y los de abajo? ¿Y los que abajo se enfrentan entre sí? Asistimos a un dantesco momento histórico y no estamos capacitados para identificar a los actores de su representación.

De pronto una cámara próxima a la calle nos muestra a un hombre herido, aturdido, rodeado de decenas de ciudadanos exaltados que parecen tratar de apalearlo. La camara está presente y son conscientes de ello. Lo que parece el inicio del linchamiento se torna en un gesto humanitario de ayuda al herido. Lo acercan hacia el lugar de la cámara, lo sientan, y uno de los que antes lo acosaba empieza a limpiar su rostro con papel higiénico. ¿Le ha salvado una cámara de televisión la vida? Al igual que nosotros la locutora asiste con tensión a la escena pero, ¿quiénes son quienes acosan primero y ayudan después a ese hombre? ¿Qué posición defienden? Empiezan a gritar ante la cámara, tratan de aprovechar la presencia mediática para responder nuestra pregunta. ¿Qué dicen? La locutora, en comunicación telefónica con uno de sus periodistas en El Cairo, calla para que su colega escuche y traduzca. No logra escuchar, no logra traducir. Somos como espectadores de una película en un idioma extranjero sin subtítulos. Millones de espectadores potenciales se asoman a un momento histórico que, durante unos minutos, es una historia particular. ¿Importa qué defiende? Sufrimos por su destino; lo compadecemos. El guión del directo informativo tiene en cuenta particularidades que la historia ignorará.

Mientras la retransmisión de Al Jazeera y del canal France 24 se concentran en la plaza Tahrir y alrededores la emisión de la televisión estatal nos muestra a un grupo de unas decenas de personas que agitan banderas de Egipto y muestran retratos del presidente Mubarak. En varias ocasiones interrumpen la emisión en directo para mostrar un video que muestra imágenes del país en lo que parece una promoción turística. Imágenes del Meditérráneo, de las pirámides... muchas e inmensas banderas egipcias. El periodismo como ejercicio de orientación ideológica, de manipulación emocional. Protestan partidarios de Mubarak por el papel de los medios de comunicación internacionales (se ven pancartas con el logo de Al Jazeera) a quienes acusan de agitar las revueltas. ¿Son los medios internacionales agitadores de la revuelta? ¿Son los medios estatales objetivos con sus conciudadanos?

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