Si somos libres lo somos también de perder el tiempo con aquellas causas que nos lleguen a lo más profundo del higadillo. Recibo un mensaje que me guía a una página destinada a intentar acabar con el canal de noticias por cable de Estados Unidos Fox News. Imagino que no hará falta decir (pero por si acaso lo digo) que se trata de un canal propiedad de Rupert Murdoch dedicado a la información... sesgada. En fin, como todos, ¿no? Lo que pasa es que los hay que son pura pornografía de la noticia y éste es de los que se llevan la palma según nos cuentan (lo siento, no me dedico al suicidio neuronal como para comprobarlo por mi cuenta). La página www.colorofchange.org tiene en marcha una campaña cuyo fundamento es convencer al personal para que deje de ver el canal y, de ese modo, ejercer presión como consumidores para "liberar" la FOX. Por la donación de dólares para la causa te envían más o menos pegatinas con el lema "Turn off FOX" ("apaga la FOX") que puedes poner donde creas conveniente (yo recuerdo de mi visita USAmericana las preciosérrimas de "We support our troops") a modo de proselitismo. En dicha página se puede firmar un documento para apoyar el siguiente texto: No pongo Fox News en mi casa y hago un llamamiento a empresas y otras estamentos públicos para que dejen de ponerla. No quiero que Fox propague odio, mentiras y divida a mi comunidad, y quiero apoyar a empresas que estén libres de Fox - Fox-Free en el original -.
No puedo apoyar la causa al encontrarme fuera de las USAméricas pero si estuviera dentro de ellas, ¿firmaría? En fin, ¿de qué puedo acusar a Fox News? ¿De utilizar la información para su propio beneficio? ¿De apoyar al Partido Republicano - para el que el entramado Murdoch suelta una buena pasta -? ¿De mentir? Si fuera por alguno de estos motivos seguramente tendríamos que hacer una pira de medios (rollo libros a la hoguera de los nazis) porque aquéllos que estén libres de pecado, ¡que tiren de la cadena!
Seguramente los líderes de la iniciativa pasan por alto un factor nada desdeñable. La información, como todo lo que pasa por los grandes medios de comunicación, no es pura descripción de aconteceres sino que forma parte del entretenimiento de la sociedad del espectáculo (Si vivimos en la sociedad del espectáculo, ¿por qué es todo tan aburrido? que decía una viñeta de El Roto) así que la realidad (o su percepción) se pone al servicio de un espectáculo determinado por el ideario político de la empresa (es decir, al servicio de quienes pueden asegurarte el monopolio de un sector o, al menos, una posición cómoda, poderosa e influyente en el mismo). No es tan peligrosa Fox News como las mentes de quienes son capaces de entrar al juego de su espectáculo televisivo sin tener conciencia de qué se esconde detrás de la pirotecnia de las imágenes y de las opiniones. O, dicho de otra manera, lo peligroso no es Fox News y su información basura sino el espectador basura, la clase de televidentes que ponen toda su fe en ella y se nutren informativamente de lo que es puro divertimento (nocivo si se quiere, pero divertimento al fin y al cabo). Y me parece bien que los consumidores (ya no personas, ¡jamás!) protesten cuando la calidad de lo que se ofrece no les agrade, incluso cuando se sientan ofendidos, pero, ¿de verdad va a dejar de ver Fox News alguien por una campaña así? Además, ¿no es divertido tener en la parrilla canales tan airados? Seguro que tiene espectadores acérrimos que disfrutan de la excentricidad periodística del medio.
En España tenemos ofertas similares en vocación como los medios del grupo Intereconomía, pero todavía (he dicho "todavía") no tienen tantos medios y el entretenimiento es de muy bajo coste. Teatrillos del café de la mala baba para defender su orgullo de ser de derechas. Pero aburridete, no pasa de una mera verborrea continuada, un 24 horas de la testosterona ideológica. Yo procuro pasar de carrerilla sobre sus frecuencias televisivas y radiofónicas. Hace tiempo aún dedicaba algún minutillo esporádico a caer en las garras de la caspa apocalíptica de sus espacios pero me cansé de tener que pasar después el cepillo por la ropa y, además, mi médico de cabecera (esa voz que habita en nuestras entrañas) me aconsejó dejar de hacerlo. Pero no seré yo quien prive a mis congéneres del placer del masoquismo de la información de destrucción masiva que proporciona este grupo.
Más que por la existencia de estos engendros que se travisten de periodismo me preocupa que los pocos espacios que, sin ser (¡ni de lejos!) perfección del gremio, todavía rezuman profesión estén en riesgo de desaparición o involución. La obsesión del propio Murdoch por hacerse con The New York Times debería animar a los mismos que quieren acabar con Fox News a realizar una campaña para animar a la lectura de tan referencial periódico. O enviar un ejemplar por cada donación (en vez de la pegatina). Quizá defendiendo lo que de bueno queda se consiga más que tratando de acabar con medio(cre)s como la Fox u otros similares que, al fin y al cabo, nos ofrecen una forma de descargar adrenalina tan válida como hacerse una pajilla, dar unas cuantas hostias al saco de boxeo o cagarse en la p***madre del árbitro.
No puedo apoyar la causa al encontrarme fuera de las USAméricas pero si estuviera dentro de ellas, ¿firmaría? En fin, ¿de qué puedo acusar a Fox News? ¿De utilizar la información para su propio beneficio? ¿De apoyar al Partido Republicano - para el que el entramado Murdoch suelta una buena pasta -? ¿De mentir? Si fuera por alguno de estos motivos seguramente tendríamos que hacer una pira de medios (rollo libros a la hoguera de los nazis) porque aquéllos que estén libres de pecado, ¡que tiren de la cadena!
Seguramente los líderes de la iniciativa pasan por alto un factor nada desdeñable. La información, como todo lo que pasa por los grandes medios de comunicación, no es pura descripción de aconteceres sino que forma parte del entretenimiento de la sociedad del espectáculo (Si vivimos en la sociedad del espectáculo, ¿por qué es todo tan aburrido? que decía una viñeta de El Roto) así que la realidad (o su percepción) se pone al servicio de un espectáculo determinado por el ideario político de la empresa (es decir, al servicio de quienes pueden asegurarte el monopolio de un sector o, al menos, una posición cómoda, poderosa e influyente en el mismo). No es tan peligrosa Fox News como las mentes de quienes son capaces de entrar al juego de su espectáculo televisivo sin tener conciencia de qué se esconde detrás de la pirotecnia de las imágenes y de las opiniones. O, dicho de otra manera, lo peligroso no es Fox News y su información basura sino el espectador basura, la clase de televidentes que ponen toda su fe en ella y se nutren informativamente de lo que es puro divertimento (nocivo si se quiere, pero divertimento al fin y al cabo). Y me parece bien que los consumidores (ya no personas, ¡jamás!) protesten cuando la calidad de lo que se ofrece no les agrade, incluso cuando se sientan ofendidos, pero, ¿de verdad va a dejar de ver Fox News alguien por una campaña así? Además, ¿no es divertido tener en la parrilla canales tan airados? Seguro que tiene espectadores acérrimos que disfrutan de la excentricidad periodística del medio.
En España tenemos ofertas similares en vocación como los medios del grupo Intereconomía, pero todavía (he dicho "todavía") no tienen tantos medios y el entretenimiento es de muy bajo coste. Teatrillos del café de la mala baba para defender su orgullo de ser de derechas. Pero aburridete, no pasa de una mera verborrea continuada, un 24 horas de la testosterona ideológica. Yo procuro pasar de carrerilla sobre sus frecuencias televisivas y radiofónicas. Hace tiempo aún dedicaba algún minutillo esporádico a caer en las garras de la caspa apocalíptica de sus espacios pero me cansé de tener que pasar después el cepillo por la ropa y, además, mi médico de cabecera (esa voz que habita en nuestras entrañas) me aconsejó dejar de hacerlo. Pero no seré yo quien prive a mis congéneres del placer del masoquismo de la información de destrucción masiva que proporciona este grupo.
Más que por la existencia de estos engendros que se travisten de periodismo me preocupa que los pocos espacios que, sin ser (¡ni de lejos!) perfección del gremio, todavía rezuman profesión estén en riesgo de desaparición o involución. La obsesión del propio Murdoch por hacerse con The New York Times debería animar a los mismos que quieren acabar con Fox News a realizar una campaña para animar a la lectura de tan referencial periódico. O enviar un ejemplar por cada donación (en vez de la pegatina). Quizá defendiendo lo que de bueno queda se consiga más que tratando de acabar con medio(cre)s como la Fox u otros similares que, al fin y al cabo, nos ofrecen una forma de descargar adrenalina tan válida como hacerse una pajilla, dar unas cuantas hostias al saco de boxeo o cagarse en la p***madre del árbitro.
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