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sábado, diciembre 06, 2014

La noche (de los tiempos) en TVE


Fue como si un haz de luz hubiera iluminado de pronto la noche, como si alguien vestido de blanco hubiera irrumpido en una discoteca donde se exige el negro, como si una stripper se hubiera colado entre un mar de mujeres con burka; fue el hombre de la limpieza (aunque suelan ser ellas) que con su sola presencia nos hizo conscientes de la mierda acumulada. Estaba allí, siempre había estado, la veíamos y olíamos, pero nos habíamos acostumbrado a su presencia y mal olor; lo respiramos con la naturalidad con la que asumimos que el veneno es oxígeno. 

No es esta una metáfora sobre un hombre impoluto frente a la perversa encarnación del mal –no creo en almas beatíficas, en iluminados morales sin sombras-, pero sí intenta serlo sobre el efecto que produce una corriente de aire fresco en un espacio con calefacción central (y vecindario octogenario), el paso del agua por la garganta del sediento, la puerta de salida del laberinto a una pesadilla..., y, sin embargo, más que alivio sentí angustia, se me revolvieron las tripas, me fui a la cama con mal cuerpo, falto de oxígeno, con el nudo de una corbata imaginaria estrangulándome. 

Sólo vi los minutos finales –hoy he completado parte de lo no visto-, pero la entrevista con Pablo Iglesias anoche en el canal ‘24 Horas’ de TVE fue lo más parecido a una terapia de choque con descargas de hedionda iracundia sobre el espectador, que no es otro que el ciudadano que con sus impuestos permite que ese canal exista, que su director se permita hacer la pregunta más abominable y abyecta que uno pueda imaginar y que periodistas (¿?) tan satisfechos de sí mismos, y con la misma independencia con la que un pez se mueve fuera del agua, se metan en el bolsillo los presupuestos que no hay para que los trabajadores de la casa hagan simplemente buena radio y televisión (una posibilidad heroica y abocada hoy, en muchos casos, prácticamente a la indigencia).


Postergada hasta que no ha habido más remedio, confinada al canal informativo en la noche de menor audiencia de la semana, al comienzo de un puente festivo, con un faldón de inusual en tamaño para ir haciendo circular en paralelo a la entrevista tuits de espectadores –no vaya a ser que a algún espectador le dé por concentrarse en escuchar lo que se dice-, la sola presencia de Pablo Iglesias permitió visualizar como pocas veces la podredumbre de la radiotelevisión pública, incrustada como el moho en los viejos pilares de madera de un muelle veneciano. Cuanto más enRojocía de ira el tal Sergio Martín, más palidecía la noble profesión periodística, ahogada y desprestigiada por la peor ralea empresarial en el ámbito privado, sepultada en el servilismo político-económico más ruin en el público, y siempre con la connivencia mayoritaria de trabajadores medrosos ante las consecuencias de la noble disidencia. 

Tan sólo un momento de lucidez adecentó el papelón del tal Sergio Martín cuando, después de excretarle a Iglesias un “enhorabuena” por la salida de presos de ETA de la cárcel, advirtió, no sin cierto apuro: “Estamos completamente fuera de tiempo”. Yo no lo hubiera expresado mejor. 

Carlos Pérez Cruz



Adenda: Momento estelar, para quien esto escribe, fue la intervención de un tal Antonio Papell quien, a punto de finalizar la entrevista, se dirigió a Iglesias en estos términos: “Viendo que la universidad está como está, absolutamente corrompida, con un clima oligárquico, de descomposición, ¿por qué no han empezado haciendo la revolución en la universidad para cambiarla en lugar de meternos a todos en el follón en el que nos están metiendo?”. 

Una propuesta política es un “follón” (no una opción) en el que “nos están metiendo” (como si no fuéramos libres de elegir votarla o no; como si proponer opciones resultara un desacato al buen orden… establecido). Dicho de otra manera, el paternalismo propio de las élites de este país: tú déjanos a nosotros, que de esto no sabes… chaval. Canguelo en las poltronas.

1 comentario:

Bernardo de Santaeugenia dijo...

He visto la entrevista¿? y mira que hacia algun tiempo que no veia el careto de Rojo en los diferentes canales en los que acostumbra a calentar sillas de platós, creia que despues de los exabruptos vertidos sobre los que no son de su cuerda, sobretodo los que dedicó a Ada Colau, se habria ganado la jubilación excepto, claro, de las teles de los amigotes, pero se ve que la tv de todos lo mantiene entre sus ilustres. Viendo como se maneja el niñato presentador no me extraña que en una mesa pueda juntarse tanta gilipollez ilustrada. Pablo estuvo genial.

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