Cuando
apareció la TDT, la Televisión Digital Terrestre, se nos vendió no
sólo la mejora de la calidad de imagen sino la multiplicación de
contenidos. La digitalización de la señal trajo, en efecto, una
mejora objetiva de la calidad de imagen; de los contenidos, juzgue
cada uno, aunque parece obvio que lo que se multiplicaron fueron las
redifusiones y los cutres contenidos de bajo coste [videntes y
terturreicos con gomina]. El único beneficio doméstico fue
para el pulgar, que pasó a ejecitarse con contumacia en cada zapeo.
Llegaron los televisores planos, que dejaron obsoletos los
televisores de culo (ahí sigue el mío, resistiéndose al
adelgazamiento) y se convirtieron en objeto de deseo de cada una de
las algaradas callejeras [No hay protesta por el elevado precio de la
gasolina, muerte a tiros de la policía o cualquier restricción
gubernamental que no incluya la imagen del saqueo de televisores
planos].
Se
anuncia ahora que Noruega es el primer país del mundo en dejar de
realizar emisiones en Frecuencia Modulada. La FM fue a la radio lo
que el color a la televisión. La oscura y sucia AM -cuya definición
se enturbiaba con la caída de la noche al entrelazarse las ondas de
las emisoras, que entonces aumentan su alcance- fue desplazada por la
FM, cuyo estéreo y nitidez ofreció al oyente la percepción
espacial del sonido, algo para lo que la Onda Media no estaba
facultada. Eso sí, como ya expliqué en alguna ocasión, la AM sigue
siendo un recurso útil (hoy se diría vintage)
para viajar por España sin dejar de escuchar la emisora que uno
prefiera. A excepción de Radio María, cuya omnipresencia en cada
rincón de España encuentra su explicación en un repetidor
celestial, el resto de emisoras en FM tiene un alcance muy limitado.
Algo a lo que ahora viene a poner solución la radio digital, DAB
[Digital Audio Broadcasting] en sus siglas en inglés.
Han
pasado prácticamente 21 años desde que se realizara en España la
primera emisión en DAB, y aparentemente nada ha evolucionado desde
entonces salvo, quizás, la posibilidad de escuchar algunas emisoras
a través del receptor de TDT del televisor. La FM sigue siendo la
reina de la radio, a pesar de la competencia (¿?) de otros formatos
radiofónicos como el podcast [radio
a la carta] o el streaming [emisión
a través de internet] de
las propias emisoras de radio convencionales y de las surgidas en
exclusiva para internet. Es una pena, porque la radio digital permite
escuchar con gran definición de sonido una misma emisora sin perder
su frecuencia al moverse por el país. Y no sólo eso, sino que, al
igual que sucedió en televisión con la TDT, permite la
multiplicación de canales. Lo he comprobado en Estados Unidos, donde
trasladé a la radio la fórmula del zapeo televisivo para constatar
que emisoras las hay de todos los colores, pero también que apenas
tienen pintores. La radio es voz, acción y reacción, de lo
contrario es otra cosa: un hilo musical, una playlist.
¡Ah! El factor humano. La DAB multiplica emisoras, no puestos de
trabajo. Los profesionales, camino de la radio-selfie.
Carlos Pérez Cruz
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