Ahora que por fin se han apagado las taladradoras, ahora que por fin se ha callado el camión que silba su marcha atrás, ahora que por fin descansan los martillos que agujerean mi cerebro, en la hora en que los niños toman la calle y las persianas bajan, ¿es posible que una rana croara? Es posible pero, ¿es posible que la escuchara desde mi ventana? No hay río de agua en mi orilla y tampoco en la de enfrente. Puede que me esté volviendo loco más de un año después del primer agujero, del primer camión que hizo su entrada de culo, del primer piso que cambió su imagen, o es posible que las ranas vengan hipnotizadas por los cantos de sirena de la gran ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario