Una gran carcajada colectiva culmina la Collective Improvisation
inicial. La apariencia de gravedad de muchas de las improvisaciones
libres puede ocultar que es una de las músicas más lúdicas (a la par que
exigentes) que existen. La RIO (Royal Improvisers Orchestra) arranca en
terrenos ambientales, tentativos, de reconocimiento del terreno, para
adentrase poco a poco en atmósferas más sólidas, en un tradicional in crescendo
hacia el caos organizado -antes de llegar a la cima se impone una densa
corriente grave, subterránea- hasta que la voz de Sandra Pujols estalla
en risa aviar; un piar hilarante e histérico que contagia al resto de
la formación en uno de los momentos más divertidos y catárticos que
recuerdo haber escuchado.
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