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jueves, diciembre 29, 2011

Farmers by Nature (Gerald Cleaver, William Parker, Craig Taborn) - "Out of this world´s distortions"


Tres árboles desnudos, sometidos por el rigor invernal, bañados en niebla, son fotografía de portada de este disco. Al abrir la caja y extraer el CD, los árboles se multiplican. Ya no son tres, son decenas, y el objetivo mira hacia el cielo rodeado por ellos, verdes y frondosos, bañados en sol. Puede parecer naíf la metáfora, pero de la desnudez a la frondosidad hay mucho trabajo entre medias. En el medio natural es parte de los ciclos naturales y de sus estaciones; en la música, de la desnudez a la frondosidad, no hay una regla infalible, ni siquiera los brotes están asegurados, y se puede padecer un invierno permanente. Claro que en el caso de estos tres Farmers by Nature la naturaleza creativa juega con cierta red: la de la experiencia de tres músicos consagrados cuyas biografías se entrelazan y dispersan, y cuyas semillas germinan en el abarrotado jardín neoyorquino.

Dice Gerald Cleaver (el "organizador administrativo" de esta reunión) que hay ciertas verdades esenciales que pueden ser dichas de infinitas maneras, y que pueden sonar de una forma sorprendentemente singular. Resulta complejo trasladar al idioma musical estas palabras, pero simplificaré diciendo que hay cuestiones esenciales del lenguaje musical que, a pesar de su aparente finitud, no dejan de sorprendernos por su capacidad para comunicar nuevas (viejas) ideas. Así, este proyecto parte de una tímbrica instrumental tan frecuentada en el Jazz que resulta asombroso seguir encontrando estímulo en ella. Y más, si cabe, cuando la propuesta de Farmers by Nature parte de una concepción musical en la que prima la improvisación más radical, entendida esta como la que se libera de las formas y estructuras previas, al menos de las más evidentes. Está claro que, por formación y por presupuestos, no hay nada nuevo bajo el sol pero, ¡demonios!, nadie dijo que se hubiera de inventar el fuego a cada rato. Lo sorprendente es que la pócima, una y mil veces aplicada, sigue resultando asombrosa, lo mismo en manos de quienes dan vueltas en torno a la idea de trío liberado de Bill Evans, como de q
uienes se bañan en aguas más agitadas. En realidad no hay tanta diferencia entre unos y otros, siempre y cuando la práctica musical se derive de una personalidad expresiva libre de las ataduras teóricas. La sutileza romántica o la contundencia expresionista no son sino piezas complementarias de esas verdades esenciales de las que habla Cleaver.

Out of this world´s distortions
es el segundo trabajo publicado por el trío (después de un primer registro en concierto de junio de 2008). La casualidad (que es una forma de causalidad) hizo que el trío grabara en estudio horas después de la muerte del saxofonista Fred Anderson (24 de junio de 2010), y que en homenaje al ilustre pionero del Free de Chicago arrancara la sesión de grabación. Una puesta en escena emocionante y contenida en la que William Parker (que en varias ocasiones trabajó con Anderson) sobrevuela con su arco la sucesión espaciada de notas del piano de Taborn (después se suman las pinceladas coloristas de Cleaver). Minimalista y etéreo, For Fred Anderson se va haciendo tangible en el expresivo y a veces onomatopéyico fraseo del contrabajista, que va y viene, que rompe el estatismo armónico para volver hacia él, hasta que Taborn golpea en dos ocasiones el Sol grave: el sonido de las campanas funerarias en memoria de Anderson, tras el que suspira, hasta desvanecerse, el pulso de marcha ritual impuesto por la batería de Cleaver. Es un recuerdo sereno y reconfortante, confiado en que todo está bien y siempre lo estará.

No es fácil despertar del abatimiento apacible de For Fred Anderson, pero queda todo un mundo por recorrer en la generosa duración de este disco (del que quedó fuera un tema por falta de espacio en el soporte CD). Una hora larga de vértigos e imposibles, de temas percusivos que se abren a terrenos más propicios para la textura. Los dieciocho minutos de Tait´s traced traits se abren con un incendio de golpes, que perdura hasta que Parker intercede por un tempo en el que se va sugiriendo un sentido del swing que se resiste a ser tal, pero que está ahí, presente aunque indefinido, subyacente entre las frases entrecruzadas y más o menos flexibles, y cada vez más compulsivas, de las tres voces. Preludio de un exploratorio Out of this world´s distortions grow Aspens and other beautiful things (cuyo título ocupa casi media reseña) en el que tras un largo solo de Parker se establece (en apariencia) un tempo estable y lento. Taborn y Cleaver aplican efecto delay a sus respectivos instrumentos en varios momentos; con el eco, se genera un extraño efecto de espacialidad que contrasta con la crudeza pedestre del sonido de Parker en el contrabajo.

Sobre la base de varias obsesiones rítmicas en bloque se construye Sir Snacktray speaks, cuyo clímax se alcanza en el speech final del contrabajo, casi un rapeo (con arco) del señor Parker. Con Cutting´s gait se retoman los caminos de la improvisación a borbotones, del derrame compulsivo y frenético de notas hasta que, sobre el imaginario lienzo, se definen las líneas de un patrón rítmico que se va clarificando con la descarga de intensidad. En la feliz transición del aparente caos a la definición del pulso está parte de la magia de este tema.

Casi en el terreno de la invocación espiritual, el obsesivo riff circular del final Mud, mapped parece no salir de la rueda, hasta que un espléndido Taborn rompe con ella y se despliega sobre la vibrante pegada de Cleaver, de la que irá descabalgándose para que la música camine hacia su desvanecimiento.

Cómo fertilizar la tierra para que broten hojas en el árbol desnudo, sigue siendo uno de los grandes misterios de la música improvisada. Al igual que en los ciclos naturales, en el día a día de este segundo trabajo de Farmers by Nature, hay momentos de niebla espesa, pero también de lluvia de ideas; luces y sombras, nubes y claros. Es la vida misma la que se refleja en la música de un trío que, en palabras de Cleaver, intenta llegar a la raíz de las cosas, a esas verdades esenciales que, como las cuatro estaciones, son siempre las mismas pero nunca iguales.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com

2 comentarios:

Cayetano López dijo...

Asombroso disco del que se pueden obtener nuevas sensaciones en cada escucha. Uno de mis favoritos del año. Y el bonus track que no está en el CD es otra perla.

Apatico 2005 dijo...

Hola Cayetano,

lo compré el otro día en una tienda y después es cuando leo en la web que si se lo hubiera comprado a ellos me enviaban el extra. ¿Me harías el favor?

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