¿Confías en el
lector? ¡Pum! Pregunta a bocajarro, un disparo directo al corazón de la
honestidad del interpelado. ¿Respondo lo que pienso? ¿Lo que me conviene?
Si digo que confío en el lector -entendido éste en términos globales-
mentiría. Acaso confío en ciertos lectores, como confío en ciertos
escritores.
Pero si defiendo mi desconfianza hacia la capacidad del lector para separar grano y paja en este mundo cacofónico (Everybody´s Talking at the Same Time, que canta Tom Waits), se me podría acusar de excesos egocéntricos, de falta de humildad.
No, lo siento,
no confío demasiado. ¿De veras? ¿No confías en la cabeza pensante del
lector? ¿En su capacidad para discernir lo bueno? ¿En su responsabilidad
de hacerlo? Vaya, interesante asunto este de la responsabilidad
del lector. Pero, ¿en qué se concreta? Intuyo que al lector le
corresponde la exigencia. ¿De qué? De buen criterio del firmante. De una
completa formación intelectual, de conocimientos contrastados, de buena
escritura. ¿De algo más? De profundidad en el desarrollo crítico.
¿Estás seguro? Lo sé. Demasiado para una sociedad que forma su opinión
en ciento cuarenta caracteres. (...)
4 comentarios:
por desconfiar (y tampoco es eso) del lector, del escritor del editor y de su señora madre. del adoctrinado y del adoctrinador.
La desconfianza os hará confiados, afirmo...
De verdad ¿que quieres dedir con este artículo? Lo podrías haber titulado: La rebelión del crítico en el planeta Internet.
Creo que has errado de profesión. Pareces un pastor guiando al rebaño, un cura recordando el valor de las esencias ante los impios que no saben lo que hacen, que no saben diferenciar entre lo bueno y lo malo, entre el buen y el mal jazz.
La apreciación de la música tiene que ver tanto con la experiencia previa del oyente y sus expectativas como con las cualidades de los sonidos mismos. La música es muy poderosa en sus efectos emocionales y cognoscitivos y asume muchas funciones y fines. Cada cual es libre de valorarla como le venga en gana. Igual con la escritura. Los bloggeros, los que escriben y se expresan en los foros y demás criaturas de Internet tienen derecho y pueden expresar su opinión. Tanto como los críticos. Como entre los "críticos" los hay más y menos inteligentes, más y menos buenos escritores, más y menos tolerantes.
Eso sí, la mayoría sabe que lo que expresan es una opinión no un sermón, que un blog o un foro musical es un espacio de opinión y comunicación no un púlpito desde el que sermonear sobre la verdad de las cosas.
Carlos, ¿qué te ha pasado? ¿Qué escribes? ¡Ese menosprecio hacia los lectores! ¿De donde viene? Los lectores no somos tontos. Somos muchos, eso sí, y cada uno de su padre y de su madre. Los lectores no tenemos ninguna responsabilidad para con nadie. Como lectores, no tenemos que dar cuenta a nadie y mucho menos a los críticos. No pedimos a ningún crítico que escriba, sólo leemos lo que ellos escriben por voluntad propia, cuando nos interesa saber más sobre algo. O cuando nos apetece. La única responsabilidad que cabe es la del crítico para consigo mismo. Ya que escribir es una decisión personal suya, nadie le ha pedido que escriba excepto tal vez su ego. Quienes lo leen no son tontos anónimos, sino personas con nombres y apellidos y criterio. Con buen o mal criterio según quién lo mida y como se mida, pero con criterio.
No crees en los lectores. ¿Para que escribes y publicas? ¿Como signo de distinción social y muestra de tu inteligencia o es una práctica onanista y solitaria para pasar el rato? ¡Ya! Distancia y distinción, tu verdad es mejor y más verdadera que la de los otros. Cualquiera diría que sientes nostalgia por esa época de reinado absoluto de los críticos en donde los lectores leían y callaban. Cuando las opiniones tenían una sola dirección: del emisor al receptor, y en la recepción se perdían para gloria del crítico. ¿De verdad crees que el igualitarismo horizontal de la red es una pesada losa sobre el pensamiento crítico? ¿De que pensamiento crítico hablas? ¿El de los críticos autoproclamados profesionales? Por Dios, para ir a misa ya están las revistas y los "críticos especializados" que la celebran en sus páginas. Internet es otra cosa.
La horizontalidad de la red, no considera por igual a sabios y necios. Permite que necios y sabios expresen públicamente su opinión, después cada cual seguirá siendo necio o sabio. Los lectores deciden. Claro, esto es un peligro para los necios que van de sabios. Igual eso es lo que te atemoriza y por eso no te fías de los lectores. Internet no es un púlpito desde el que sermonear sobre la verdad del dios único.
Lucio
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