Los acelerados pasos de la primera década del siglo XXI dejan patas arriba a los carcas que pretendemos seguir siendo analógicos en plena era digital. ¿Qué hacemos con todos nuestros discos, DVD´s, libros... que acumulan polvo y ahogan nuestro espacio doméstico? ¿Para qué todo ello cuando existe La Nube? Ahora que ya no llueve o que lo hace a destiempo o a deshoras la nube tiene otra función. Ya no sólo da sombra o riega los campos (que, ¡por cierto!, ¿queda alguien trabajándolos o también viene de China el cereal?) sino que hace que llueva café... o waka waka... o incluso algún soplido a destiempo de Ornette Coleman, que para todos los gustos hay en la nube. La nube abruma, la nube lo es todo y por el módico precio de X tienes acceso a ella. Claro, la pasta se la pagas a la telefónica de turno que recibe por todo lo que hay en la nube... que no es suyo... aunque dales tiempo.
Ante toda esa inmensidad el carca (yo mismo) se encuentra abrumado. ¿A quién hay que rogar para que llueva lo que uno quiere? Así que me abrí un facebook para ver si entre la masa humana que habita bajo la nube hay quien sabe cómo funciona el tema y, de pronto, en vez de respuestas empecé a obtener cientos de amigos, miles de aspirantes, ¡decenas de miles! Pero, ¿de dónde han salido todos estos? ¡¡¿Qué quieren de mí!?! A mí me explicaron que los amigos no se compran en un bazar (chino, por supuesto) sino que se formalizan con los años, con mimos y cuidados (como los tamagochis). Todo esa enseñanza (tan oriental, por otro lado, rollo fábula Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera de Kim Ki-Duk) ha saltado por los aires en este arrollador siglo XXI. Ahora los amigos se hacen por cojones (o facebook, según se prefiera) y a toda hostia... Adiós a la división entre "amigos, conocidos y saludados" de Josep Pla. Ahora o amigos o la nada más absoluta, el cero a tu izquierda y derecha. Nada peor hoy que ser un tipo analógico, palpable y, por lo tanto, solitario.
No contento con la consumación de una orgiástica amistad digital en la que hasta los que no me hablan me escriben, decidí abrir un twitter para ver si, a través de los 140 caracteres, conseguía entender algo (¿se comunicará Josep Pla por twitter?, él que habita en la nube de los que ya la palmaron). Al hacerlo perdí un tanto más el norte. No contento con haber traicionado la educación tradicional en la amistad que había recibido en mi más tierna infancia (¿por qué tierna? Yo más que tierno era un insufrible y repelente proyecto de ser que recibió su correspondiente "Oscar al más coñazo") me vi contando con una legión de seguidores. ¡¡Seguidores!! ¿Quién me sigue? ¿Por qué? ¿Para qué? ¡Hey! ¡¡Quietos todos!! A mí dejadme solito que no me gustaría girarme un día por la calle y ver una masa que, al unísono, pronuncie mi nombre con cara de guíanos que para eso te seguimos. Bastante tengo con no perderme yo como para hacerme responsable de una panda de seguidores. Seguidores, seguidores... ¿Acaso soy un ídolo para alguien? Eso aseguró uno de mis amigos el otro día. ¡Ídolo! exclamaba. Así, a secas, sin ni siquiera darme una sola pista. Uff, me empieza a agotar la responsabilidad (y eso que todavía no la he asumido). Aunque, por lo que he visto, hay tipos mucho más admirados que yo. ¡Ni punto de comparación! Miles, decenas de miles, ¡¡cientos!! ponen su fe en ellos. Su vida debe de ser un infierno, tantas espectativas puestas que... ¡se vuelven locos! Nos lo cuentan todo, cada uno de sus gases mentales, cada una de sus malas, buenas, regulares o inocuas ideas... y estas se eructan como burbujas de un spa para la mente (tu ordenador es ya tu cerebro, ¿alguna duda al respecto?) y te encuentras buceando en el cava de las pajas mentales ajenas... ¿Nunca desconectan la ranura USB de su cerebro?
Así que he tomado la decisión de estar analógicamente a solas conmigo mismo, con mis discos, libros, películas... Eso sí, para no defraudar a mis amigos y seguidores he dejado el disco duro externo de mi cerebro permanentemente enchufado al ordenador para vomitar de vez en cuando lo primero que se les venga en gana a mis unos y ceros. Por lo tanto, a partir de ahora, estaré pero no estaré. Seré tu amigo sin serlo. Me seguirás sin que mi rastro te guíe. Como siempre, vamos.
Ante toda esa inmensidad el carca (yo mismo) se encuentra abrumado. ¿A quién hay que rogar para que llueva lo que uno quiere? Así que me abrí un facebook para ver si entre la masa humana que habita bajo la nube hay quien sabe cómo funciona el tema y, de pronto, en vez de respuestas empecé a obtener cientos de amigos, miles de aspirantes, ¡decenas de miles! Pero, ¿de dónde han salido todos estos? ¡¡¿Qué quieren de mí!?! A mí me explicaron que los amigos no se compran en un bazar (chino, por supuesto) sino que se formalizan con los años, con mimos y cuidados (como los tamagochis). Todo esa enseñanza (tan oriental, por otro lado, rollo fábula Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera de Kim Ki-Duk) ha saltado por los aires en este arrollador siglo XXI. Ahora los amigos se hacen por cojones (o facebook, según se prefiera) y a toda hostia... Adiós a la división entre "amigos, conocidos y saludados" de Josep Pla. Ahora o amigos o la nada más absoluta, el cero a tu izquierda y derecha. Nada peor hoy que ser un tipo analógico, palpable y, por lo tanto, solitario.
No contento con la consumación de una orgiástica amistad digital en la que hasta los que no me hablan me escriben, decidí abrir un twitter para ver si, a través de los 140 caracteres, conseguía entender algo (¿se comunicará Josep Pla por twitter?, él que habita en la nube de los que ya la palmaron). Al hacerlo perdí un tanto más el norte. No contento con haber traicionado la educación tradicional en la amistad que había recibido en mi más tierna infancia (¿por qué tierna? Yo más que tierno era un insufrible y repelente proyecto de ser que recibió su correspondiente "Oscar al más coñazo") me vi contando con una legión de seguidores. ¡¡Seguidores!! ¿Quién me sigue? ¿Por qué? ¿Para qué? ¡Hey! ¡¡Quietos todos!! A mí dejadme solito que no me gustaría girarme un día por la calle y ver una masa que, al unísono, pronuncie mi nombre con cara de guíanos que para eso te seguimos. Bastante tengo con no perderme yo como para hacerme responsable de una panda de seguidores. Seguidores, seguidores... ¿Acaso soy un ídolo para alguien? Eso aseguró uno de mis amigos el otro día. ¡Ídolo! exclamaba. Así, a secas, sin ni siquiera darme una sola pista. Uff, me empieza a agotar la responsabilidad (y eso que todavía no la he asumido). Aunque, por lo que he visto, hay tipos mucho más admirados que yo. ¡Ni punto de comparación! Miles, decenas de miles, ¡¡cientos!! ponen su fe en ellos. Su vida debe de ser un infierno, tantas espectativas puestas que... ¡se vuelven locos! Nos lo cuentan todo, cada uno de sus gases mentales, cada una de sus malas, buenas, regulares o inocuas ideas... y estas se eructan como burbujas de un spa para la mente (tu ordenador es ya tu cerebro, ¿alguna duda al respecto?) y te encuentras buceando en el cava de las pajas mentales ajenas... ¿Nunca desconectan la ranura USB de su cerebro?
Así que he tomado la decisión de estar analógicamente a solas conmigo mismo, con mis discos, libros, películas... Eso sí, para no defraudar a mis amigos y seguidores he dejado el disco duro externo de mi cerebro permanentemente enchufado al ordenador para vomitar de vez en cuando lo primero que se les venga en gana a mis unos y ceros. Por lo tanto, a partir de ahora, estaré pero no estaré. Seré tu amigo sin serlo. Me seguirás sin que mi rastro te guíe. Como siempre, vamos.
4 comentarios:
Hace unas cuantas semanas tomaba una caña con una amigota que reprochaba que no me doblegara a las bondades - supongo y concluyo, a tenor de la cantidad de fans - del Caralibro.
-"Puedo adivinar el júbilo de portera (de Nuñez!) en tus ojos, cotilleando los contactos y las afotos de tus compañeros de trabajo y ex-novi@s para luego cacarear en los gallineros habituales..." - le dije con evidente sorna y mala baba coleguil.
-"Eso ha sonado un poco machista por tu parte" - replicó ella
-"Eh, por mis partes te digo que bien sabes que no soy machista para nada, de hecho algunas de mis mejores amigas sois mujeres, baby!" - y continúo - "Me da un huevo de pereza abrirme un perfil de Caralibro, pero en lo sucesivo prometo remarcar la intencionalidad de mis palabras con un "equisdé" o "caritasonriente", como hacéis allí, para evitar malentendidos..."
Entiéndeme, no soy un apóstata de las nuevas tecnologías, más bien al contrario. Tengo un Ipod DE APPLE © (OH!), el Itunes DE APPLE © repleto de música DE APPLE ©, y utilizo internet para algo más que descargar porno DE APPLE © (coming soon), lo que supongo me coloca a la vanguardia del mundo digital (equisdé). Pero no termino de cogerle el punto a esto de las Redes sociales...por mucho que sepa que la resistencia es futil y que tarde o temprano acabarán por fascinarme. O claudicaré cuando se convierta en el nuevo Registro Civil (no es cuestión de ser un ptv sin papeles a estas alturas), lo que debe estar ya a la vuelta de la esquina.
Sí quiero reconocer que Google debe ser uno de los mejores inventos de la humanidad, por aquello de convertir el mundo digital en un pañuelo. Llegué a tu blog ayer gracias a él, después de descubrir tus podcast en el aitiuns estor (DE APPLE ©), oído inquieto mediante y mi analfabetismo absoluto en el género no obstante . Ya sabes, chico conoce programa, chico enchufa google, google conoce al chico...una cosa llevó a la otra y...
Que me alegra un montón leerte. Y te mando este tocho infame para decirte que, pese a que mis gustos musicales tiran más a otras orillas, te seguiré leyendo. Para eso y para mandarte un saludo o un abrazo...uno no sabe muy bien cuál es el protocolo.
De tu ex vecino del ático de arriba, al que has lanzado algún bolazo de nieve después de una sesión de fifa y sonic(never forget)...quince años aprox? BUAH.
Patxi.
¡Coño! (acierto a decir). ¿Y me has encontrado sin buscador de facebook? Vamos, lo tuyo es inmensamente meritorio.
Hazme el favor de no contar los años que hace que... Siempre que voy recuerdo a los desaparecidos vecinos del ático... cuando éramos niños y por lo tanto libres (a nuestra manera y la de nuestros padres, claro). We did everything we could, que dice una gran canción.
Me alegro de este reencuentro virtual... y también de que odies las equisdé y variantes... ¡no puedo con ellas!
Un abrazo, luego me paso un rato por arriba...
La canción en cuestión:
http://www.youtube.com/watch?v=gSyuvYpC0-8
Escuchada y disfrutada, no dejes de sugerir cosas como ésta, que algunos las apreciamos.
Y ya que estamos, me permito colgar algo que probablemente le va como anillo al dedo al asunto. Quizá lo conozcas, pero si no, tranquilo, que podrás seguir comiendo sólido después de la escucha!
http://www.youtube.com/watch?v=VW-S48NmKME&feature=related
Sin facebook, como lo lees. Aún.
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