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viernes, septiembre 17, 2010

La manifestación de Kazim

Después de pasar un buen rato en una tienda de discos de la Istiklal Caddesi de Estambul (hoy epicentro comercial de la ciudad) salimos a la calle no sin antes haberme hecho con algunos discos de música turca. Resulta casi anacrónico para nuestra (in)cultura actual ver a decenas de personas en una tienda de discos (no sólo mirando, sino comprando). Ya días antes, en algunas poblaciones del Este del país (desde luego no en la masificada Estambul), nos sorprendimos al ver que en una tienda de música cualquiera de un lugar perdido del mundo el tráfico de clientes era constante. En todo momento alguien entraba, preguntaba por un disco, se lo daban, pagaba y se marchaba como quien compra la barra de pan cada día. Una escena así forma parte de los sueños eróticos de las pocas tiendas de música que aguantan el chaparrón por estos lares. Ayer mismo estuve en una y se escuchaba el eco de mis pasos.

El caso es que el pasado 25 de junio salíamos de una tienda de la calle Istiklal con mis discos turcos bajo el brazo cuando, después de avanzar apenas unos metros en dirección a la plaza Taksim, nos cruzamos con una manifestación repleta de imágenes del cantante Kazim Koyuncu del que, precisamente, me acababa de comprar su disco póstumo, Dünyada bir yerdeyim.


La primera vez que tuve noticia de este músico fue en la película Auf der anderen seite (Al otro lado, año 2007) de Fatih Akin en la que, en un momento dado, el personaje principal entra en una gasolinera donde suena música y pregunta al encargado para saber de quién se trata. Es Kazim Koyuncu y está muerto. Un pequeño homenaje de Akin a este músico que, por lo visto, fue un activista medioambiental especialmente beligerante contra las centrales nucleares (de hecho, en la wikipedia inglesa leo que existe la creencia de que el cáncer del que murió en 2005 estuvo causado por las radiaciones de Chernobil). Lo que yo no sabía al comprar aquel 25 de junio de 2010 el disco de Kazim en aquella tienda de Estambul es que ese día se cumplían, precisamente, cinco años de su muerte y que, al salir a la calle, me iba a encontrar con esa manifestación que deduzco (sólo puedo deducirlo, el turco se me da fatal) que tenía de homenaje a Kazim lo mismo que de protesta medioambiental, política, etc. El cantante muerto convertido en icono.

Sólo espero que a Julio Iglesias o a David Bisbal (Bustamante, Chenoa... ¿hay alguna diferencia?) no les dé por las causas medioambientales y me tenga que encontrar una manifestación con sus caretos dentro de... (¿ponemos fecha?).



He aquí un video en el que Kazim Koyuncu canta junto a Sevval Sam (otra mujer de la que se vino disco conmigo) el tema que aparecería después en la película de Fatih Akin, Ben seni sevduğumi.

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