A pesar de que mis ojos se fijen en un punto, de que mi mente permanezca anclada en la nada, de que el aire que respiro siga siendo el mismo cada hora, de que el polvo se mantenga en suspensión, de que tu mirada sea la misma, de que te quiera a ti, y sólo a ti, y a nadie más que sólo un poquito, de que el periódico diga hoy lo de ayer y mañana, de que el frío me paralice en esta silla, de que las canciones lo digan hoy con menos palabras, de que tu distancia sea mi ruina, de que tu compañía no sea otra, de que suene igual el timbre, de que las horas señalen siempre las agujas, de que el vecino vuelva a llegar a casa, de que la historia no avance, de que la divagación sea certera pero infinita, de que le demos vueltas a la rueda, de que la bocina suene en el atasco, de que la obra nunca termine, de que los problemas no sean otros que los mismos, de que pensar no tenga fin, de que esperarte sea eterno, de que dejemos para mañana lo que no haremos pasado, de que todo esté siempre por empezar, de que el reloj sea de arena reversible. A pesar de que la vida pasa, no se detiene.
© Carlos Pérez Cruz
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