Sigo en huelga de radio. He perdido la cuenta de los días pero deben ser ya dos o tres semanas, si no un mes, sin escuchar la radio por la mañana al desayunar, al mediodía al cagar y a la hora de comer (¿eso es por la tarde o todavía por la mañana? Depende de en qué Europa vivas). Y resulta que mi trasero, más bien mi ano, sarpullido durante meses ha empezado a recuperar su aspecto normal... o todo lo normal que puede resultar el aspecto del vertedero humano. Oscuro está, pero un oscuro como más noble, como para sentirse orgulloso de su negritud al posar el trasero en el váter y abocarlo al infinito más terrible de la oscuridad de las cañerías. Al grano, mi pregunta es: ¿tendrá algo que ver la huelga de radio con que mi ano presente mejor aspecto?
Mentiría si dijera que no he escuchado la radio en todos estos días (nótese que me refiero a la radio convencional, no a la musical) pero ha sido por accidente. Por ejemplo, el domingo por la noche, programaba mi despertador para ahogar mi sueño en radio en las primeras horas del lunes (al fin y al cabo sonido más agradable que el crudo pi pi pi del aparatito). Y, al comprobar si el volumen era el adecuado, salió Mariano Rajoy diciendo algo de que su partido había salido ganador en el Referéndum del Estatuto de Catalunya. La verdad es que me asusté... ¡dios mío! ¡¡¡El PP gobierna Catalunya!!! Menos mal que todavía no hago huelga de periódicos y me enteré que no, que lo que quería decir Mariano es que todos los que no fueron a votar le apoyaban y que, por lo tanto, la suma de los catetos era igual a la hipotenusa... pobres catetos abstencionistas.
Por primera vez en más de un decenio (y me quedo corto) escuché como cinco minutos seguidos los Cuarenta Principales... ¡fui forzado, amordazado... todo menos voluntario! Resulta que celebran nosecuántos años de existencia impulsando la música (¿?) y lo celebraron con un macro-concierto de tropecientasveinte horas. Tuve la desgracia de escuchar a Luz Casal perpetrar una canción junto a... en fin, ni me acuerdo... ¡Luz, te queremos!, decía el locutor. Lo que no se pudo escuchar es la continuación, "te queremos regalar un afinador". Aunque no me hagas mucho caso... quizá eso fue mi imaginación. Aunque peor fue ver la foto del concierto... imagino que la peluca era para que la escucháramos con la vista...
Dicho lo cual, me voy al sobre... Volveré... ¡Espera, espera! ¿Volveré? ¿Volver?... con la frente marchita... No Penélope no, ¡no vuelvas a hacerlo! Lo tuyo no es el cine... y menos el cante. ¿Es que ningún crítico era capaz de verlo? ¿Tan cegados estaban?
Mentiría si dijera que no he escuchado la radio en todos estos días (nótese que me refiero a la radio convencional, no a la musical) pero ha sido por accidente. Por ejemplo, el domingo por la noche, programaba mi despertador para ahogar mi sueño en radio en las primeras horas del lunes (al fin y al cabo sonido más agradable que el crudo pi pi pi del aparatito). Y, al comprobar si el volumen era el adecuado, salió Mariano Rajoy diciendo algo de que su partido había salido ganador en el Referéndum del Estatuto de Catalunya. La verdad es que me asusté... ¡dios mío! ¡¡¡El PP gobierna Catalunya!!! Menos mal que todavía no hago huelga de periódicos y me enteré que no, que lo que quería decir Mariano es que todos los que no fueron a votar le apoyaban y que, por lo tanto, la suma de los catetos era igual a la hipotenusa... pobres catetos abstencionistas.
Por primera vez en más de un decenio (y me quedo corto) escuché como cinco minutos seguidos los Cuarenta Principales... ¡fui forzado, amordazado... todo menos voluntario! Resulta que celebran nosecuántos años de existencia impulsando la música (¿?) y lo celebraron con un macro-concierto de tropecientasveinte horas. Tuve la desgracia de escuchar a Luz Casal perpetrar una canción junto a... en fin, ni me acuerdo... ¡Luz, te queremos!, decía el locutor. Lo que no se pudo escuchar es la continuación, "te queremos regalar un afinador". Aunque no me hagas mucho caso... quizá eso fue mi imaginación. Aunque peor fue ver la foto del concierto... imagino que la peluca era para que la escucháramos con la vista...
Dicho lo cual, me voy al sobre... Volveré... ¡Espera, espera! ¿Volveré? ¿Volver?... con la frente marchita... No Penélope no, ¡no vuelvas a hacerlo! Lo tuyo no es el cine... y menos el cante. ¿Es que ningún crítico era capaz de verlo? ¿Tan cegados estaban?
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