Resulta curioso, puede incluso que extraño, pero tras seis días llenos de emociones encontradas uno no encuentra mucho que decir en este momento. Como si lo único que importara tras todo lo vivido es el silencio y el recuerdo sordo.
Se fue ella mientras llegaba él. Llegó él y ella ya no estaba, o si lo estaba sólo de cuerpo presente. Pero su Ser se había ido ya, a las ocho de la tarde del día anterior, cuando llegaba una tormenta que prometía tempestades y quedó en poco más que un recuerdo vano.
Todo son idas y venidas, unos van y otros vienen, y nada parece lo suficientemente importante como para que dediquemos un minuto a pensar que quizá mañana nos vayamos nosotros. Quizá porque entonces dejaríamos de ir y de venir.
Se fue ella mientras llegaba él. Llegó él y ella ya no estaba, o si lo estaba sólo de cuerpo presente. Pero su Ser se había ido ya, a las ocho de la tarde del día anterior, cuando llegaba una tormenta que prometía tempestades y quedó en poco más que un recuerdo vano.
Todo son idas y venidas, unos van y otros vienen, y nada parece lo suficientemente importante como para que dediquemos un minuto a pensar que quizá mañana nos vayamos nosotros. Quizá porque entonces dejaríamos de ir y de venir.
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