Por suerte, la Motis, suspira el titular de la columna de Francesc-Marc
Álvaro publicada en la edición del 7 de noviembre del diario ‘La Vanguardia’, periódico
de Barcelona. Es la página 17, sección ‘Política’ y, sin embargo, aparecen
palabras como ‘Jazz’, mencionados músicos como Joan Chamorro e Ignasi Terraza o
formaciones como la Sant Andreu Jazz Band dentro de un texto que incluye a su
vez instituciones como la Assemblea de
Catalunya, políticos como Rajoy o Maragall o textos legales en permanente
litigio como el Estatut d´Autonomia. ¿Y
la Motis? La Motis sobrevuela candorosa
por encima de tan espinosos y ásperos asuntos de la cotidiana trifulca política
de este país como una de esas escasas flores
de luz. Una luz brillando en tan oscuro panorama, ese es el juego literario
del columnista. Un contrapeso de belleza (la musical) frente a tanta fealdad
(la política). Pero, ¿quién es la Motis?
¿Qué don, luz, virtud… posee la Motis para
servir al columnista ese juego de contrastes?
¡Ay la Motis! La Motis es un
sueño, una posibilidad. La de cantar como los ángeles y soplar trompeta y saxo
por igual. ¡Asómbrense! Me viene a la memoria Ira Sullivan, trompetista y
saxofonista realmente solvente, aunque no recuerdo que añadiera a su repertorio
el cante. ¿Caso único? No pondría la mano en el fuego pero lo de la Motis tiene
que ser, al menos, infrecuente. Así que bien merece el asombro pero, ¿hasta el
punto de que el columnista busque en la
Motis el alcohol del olvido de la realidad cotidiana y del despertar de los
sentidos dormidos que perciben la belleza? No están los tiempos como para hacer
despreciar la belleza que - ya lo recordaba Ramón Trecet al final de sus ya
acallados y radiofónicos Diálogos 3 - es la única protesta que merece la pena en
este asqueroso mundo (frase que inspiró el malogrado cantante Phil Ochs). Así
que esta flor de luz tiene forma de
mujer que toca el saxofón, la trompeta y canta. Esperen, ¿he dicho mujer? Sí,
claro, el nombre Andrea es femenino, Andrea Motis. Y técnicamente con dieciséis
años una persona del sexo femenino ya es toda una mujer, aunque nuestras
abuelas utilicen esa expresión precisamente para subrayar que, aunque muy creciditas,
todavía forman parte del universo adolescente. Esperen de nuevo, ¿dieciséis
años? ¡Madre mía! Pero, ¿de qué estamos hablando?
Descubrí a Andrea Motis la semana
pasada. Conversaba con un colega de reflexiones jazzísticas que dejó caer su nombre
y justo al día siguiente el diario ‘La Vanguardia’ publicaba un artículo
firmado por nada menos que su subdirector, Miquel Molina, titulado El sexo del saxofón en el que Andrea
Motis servía de nuevo de ejemplar contrapunto. Esta vez Andrea Motis es esa juventud que progresa, a pesar de la educación pública y de lo acomodaticios que se están volviendo por
culpa de las nuevas tecnologías los jóvenes en el imaginario social. Andrea
Motis, como luz en la oscuridad política; Andrea Motis, como paradigma de juventud
brillante en medio de la mediocridad reinante; Andrea Motis, ¿como paradigma de
músico de Jazz? Busqué rápidamente en la red algo que llevarme a las orejas y
lo primero que encontré fue una actuación de Andrea Motis en el programa Buenafuente de La Sexta. ¿Y? ¿Qué te
pareció? ¿Te gustó? ¿Era para tanto?
Vale, vale, sin presionar. A ver,
¿cómo se juzga desde una perspectiva de crítico musical la labor de un músico
de dieciséis años? Uhmmmm… ¿se debe? ¿En público? Tengo mis dudas. Creo que
sería razonable dejar que continúe su formación y maduración personal para que,
llegado el momento, y si tiene a bien dedicarse a esto de la música, se pueda
calibrar el valor de su aportación musical como la de cualquier otro
profesional expuesto al juicio ajeno. Ahora, a sus dieciséis años (lo escribo
en número, 16), más que ejercer critica (elogiosa, negativa o ambas) me
gustaría animarla, porque dominar la técnica de dos instrumentos tan dispares
como saxofón y trompeta y tener una voz con potencial con tan sólo dieciséis
años es un punto de partida extraordinario que hay que mimar y al que dedicar
enormes esfuerzos. Que escuche todo lo que pueda y más; que toque con los
músicos más abiertos y constructivos que encuentre. En fin, que crezca no sólo
en sus capacidades técnicas sino que su expresividad, su discurso y expresión estética
lo hagan en paralelo a partir de una curiosidad y dedicación infinitas.
¿Perdón? ¿Cómo dices? ¿Qué acaba
de tocar en el Teatro Coliseum de Barcelona? ¿En el Festival de Jazz de la
ciudad? ¿Ante más de mil personas? ¿Que el que fuera president de la Generalitat Pasqual Maragall estaba entre el
público? ¿Que se han publicado reseñas en prensa de su concierto?
¡Anda! ¡¡Es verdad!! En la página
36 viene una crítica a cuatro columnas (¡¡!!) del propio Miquel Molina bajo el
título de Andrea is in town. Estoooo…
Perdona pero es que se me acumulan las ideas en la cabeza… A ver, ¿de verdad
actuó en un teatro abarrotado hasta los
fondos claustrofóbicos del segundo anfiteatro? Quiero decir, ya sé que hay
cierta afición al Jazz en Barcelona pero… ¡qué maravilla! ¡¡No sabía que
tanta!! Eso sí que es una buena noticia, hasta Maragall es fan. Lo único que,
no es por nada pero, con lo que cuesta que los músicos de este país suban a un
buen escenario, ¿no es un tanto injusto que ella lo haga con dieciséis años -
cuando todavía está en proceso de formación reglada - mientras otros que llevan
años ejerciendo magisterio no huelen un local con claustrofóbico segundo anfiteatro ni en sus orgías oníricas? Por cierto,
una pregunta, ¿es crítico de Jazz Miquel Molina? ¡Coño! No sabía que un crítico
de Jazz podía llegar a la subdirección de un periódico de tanto prestigio.
Espera, que voy a consultar una cosa… (ahora vuelvo, no te vayas)…
(Ya he vuelto) Oye, que acabo de
mirar la información biográfica de Miquel Molina y que por lo visto se ha
dedicado mucho a la información económica pero que de Jazz o Cultura no dice
nada. Bueno, dice que ahora escribe columnas en la sección ‘Tendencias’. Ya,
pero es que esta está en ‘Cultura’. Y escribe:
¿Qué tendrá el jazz que, con una
presencia menor en los medios y el estigma de estilo obsoleto, sigue aportando
en Catalunya jóvenes talentos? ¡Qué razón tiene! Presencia menor en los
medios. Vamos Miquel, que ya que cortas y pinchas bastante en el medio seguro
que algo podrás hacer. Lo que no sabía es que tuviera el Jazz estigma de música
obsoleta. Hombre, puedo entender que si, como escribiste hace unos días, Andrea Motis limita por ahora su repertorio
a interpretar impecablemente añejos standard, inspirándose en las voces de
Billie Holiday o Ella Fitgerald y en trompetas como la del venerable Harry
Sweets Edison, uno pueda creer que el Jazz transita permanentemente por su
pasado, ya que gracias a los grandes medios que dedican al Jazz una presencia menor uno, en efecto, puede
pensar que no exista otra cosa que el pasado (vaya, justo a la lado a una
columna publicáis una crítica del grupo Yes…). Tú, como alguien que escribe
sobre Jazz en una página de la sección ‘Cultura’, bien sabes que el Jazz sigue
siendo una expresión musical llena de vida y en permanente revisión. Otra cosa
es que uno entiende sin problemas que Andrea Motis, a sus dieciséis años,
utilice añejos standard como parte de
su proceso formativo e imite mediante patrones y expresión a voces del pasado.
Pero, si tuvieras que escribir sobre un profesional, ¿valorarías positivamente
esta reproducción? ¿No es precisamente la perpetuación de modelos del pasado lo
que lleva a ciertas personas a estigmatizar el Jazz por obsoleto? Permíteme que
resuma mis dudas en la pregunta que lanzas en el subtítulo de tu crítica (¿o es
crónica?): ¿Muy jóvenes para un festival
de solera?
Permíteme Miquel que, ya que yo
no estuve allí, te pregunte alguna cosa más. Por ejemplo por el público. ¿De
verdad es tanta la afición al Jazz en Barcelona? No sé, en una mente
trastornada como la mía se pasean pensamientos irreflexivos del tipo estaban
ahí porque querían ver a una niña prodigio. Me entran dudas Miquel. ¿Es
habitual Maragall de los conciertos de Jazz en Barcelona? De pronto me
encuentro con que tu compañero Francesc Marc-Álvaro va al concierto, tú
también, le publicas una reseña a cuatro columnas con foto… No será por su
precocidad, ¿no? ¿Tan relevante es que con dieciséis años toque dos
instrumentos y cante? No, si yo entiendo que está muy bien, que anecdóticamente
es la repera y que su futuro puede ser inmenso pero, ¿y los profesionales? ¿Qué
hacemos con aquellos músicos del país que han pasado ya por la etapa formativa
de Motis y tocan un instrumento (ya, lo sé, es sólo uno, no dos y la voz) la
mar de bien? Porque para ellos no hay grandes escenarios, ni columnas políticas
que los citen como salvación para el alma, ni críticas a cuatro columnas. Por cierto,
una duda, ¿hasta qué edad se pixelan las fotos de niños en un periódico?
Miquel, hoy mismo mientras
reflexionaba sobre el tratamiento informativo de la actuación de Andrea Motis
en un medio tan relevante como el vuestro, escuchaba un espléndido disco de un
veinteañero músico barcelonés al que también he descubierto recientemente. Se
llama Marcel·lí Bayer y acaba de presentar un proyecto en el que cuenta con un
puñado de buenos músicos de la escena barcelonesa (he dicho puñado, eso ya son
unos cuantos) y, además, con un histórico del Jazz como invitado, el
saxofonista Lee Konitz. Como ya sabes de qué va esto del Jazz no hace falta que
te glose la carrera de este veterano pero… ¿no es Marcel·lí Bayer una flor de luz que renueve
nuestra esperanza en una juventud preparada y creativa? Sí, ya sé que Andrea
Motis le pega hasta al baile, porque se
marcó uno con compañeros de su escuela de danza pero… ¡Lee Konitz!
En fin, tiempo al tiempo. Ojalá
en unos años Andrea Motis me dé motivos para escucharla y ejercer la crítica
admirativa. Mientras tanto que la dejen respirar, formarse y disfrutar de tocar
un instrumento (ya sé que dos…) y cantar y bailar cuanto le plazca sin que sea
forzosamente estandarte de nada ni nadie más que de sí misma. Y preocupémonos
periodistas, aficionados y músicos de darle a la música la dignidad que merece
y requiere. Los músicos que no cejen en su empeño, disciplina e ilusión. Los
aficionados que se hagan oír y exijan respeto a su inteligencia. Y los
periodistas… ¡ay los periodistas! Simplemente ejerzan de periodistas, por
favor, no de notarios de la anécdota.
14 comentarios:
Dice el articulista "De pronto me encuentro con que tu compañero Francesc Marc-Álvaro va al concierto, tú también, le publicas una reseña a cuatro columnas con foto…". ¿No será porque La Vanguardia es, además, el medio oficial del Festival de Jazz de Barcelona?
el jazz en los medios, bien sabes, carlos, es flor de un dia (o incluso de menos). ahora les ha hecho gracia esto. hace un par de años la trifulca del "esto no es jazz" de siguenza (no he leido titulares lamentando que este año....)....
Hombre yo no veo mayor problema en que un crítico de jazz diriga un periódico ni que una niña de 16 años llené un teatro... ;)
Dicho esto, decir que acabo de descubrir el blog y que me parece un buen lugar para el análisis y la reflexión de jazz...
Un saludo!
PD: te enlazo en el mío!
Ferran, me temo que entran en juego más cuestiones que la mera oficialidad del medio.
Jesús, en efecto, las flores de un día se marchitan rápido (como su propia calificación indica). Espero que Andrea Motis florezca ajena a estos fenómenos.
Manu,yo tampoco le veo problema a la dirección del periódico por un crítico de jazz... sobre todo si me la ofrecen a mí y puedo dedicarme a perseguir lolitas...
Un miqueta de ressentiment i enveja per no haver pogut tenir aquesta oportunitat tú, algú proper o qui sigui... és el que veig en el teu escrit. Potser per jutjar hi haguéssi hagut d'anar, no?
Anónimo, si la envidia fuera lo que me moviera a escribir semejante texto me lo tendría que hacer mirar. Como comprenderás no pierdo el tiempo en escribir para purgar algún tipo de resentimiento. Tengo cosas mejores que hacer, como reflexionar a partir de lo que me interesa o llama la atención.
Nada tiene que ver mi asistencia o no al concierto (ya digo que no me parece de recibo la crítica pública a un músico de dieciséis años) ya que lo que juzgo no es la música que allí se tocó sino todos los elementos que de una actuación así se derivan.
PD: ¿Por qué cada vez que alguien quiere reprochar alguno de mis comentarios lo hace bajo la etiqueta de 'Anónimo'?
Genial reflexión Carlos; a las cosas hay que llamarlas por su nombre, y reconocerle el mérito a un músico que se defiende con dos instrumentos más la voz en el Coliseum con tan sólo 16 anios no tiene (valga la redundancia) mérito alguno.
A ver dónde están Maragall o La Vanguardia cuando esta mujer tenga 10 anios más y le haya dado por caminar por los derroteros de Mary Halvorson (por aquello del sexo)o de Llibert Fortuny (por aquello del instrumento y la proximidad geográfica).
Un saludo,
Anónimo
Hola Maxmegen. Yo el mérito de tocar dos instrumentos de forma solvente no lo niego, pero es que cualquier valoración crítica - en mi opinión - está de más cuando se trata de una persona de 16 años. Lo que haga con ellos en un futuro me parecerá más susceptible de análisis si es que decide que su vida vaya por esos derroteros.
Por supuesto que si se convierte en una Mary Halvorson de la música su (re)conocimiento será ínfimo. Pero encontrar el reconocimiento social no implica siempre la felicidad ni la plenitud personal. Espero que ella tenga la suerte de contar con un entorno sensato. Aunque lo que sucede en estos días a mí no me lo parece.
¿Cuándo aprenderemos a leer lo que ha dicho el autor y no lo que creemos que dice o lo que nos gustaría que hubiera dicho para justificar lo que tenemos ganas de decir?
Sr. Carlos Pérez, no entiendo su crítica, qué critica ni a quién. ¿Cómo se puede hablar de álguien a quien no se conoce y de quién ni tan solo usted había oído mencionar? (perdón cosa que no creo). ¿Qué le importa a usted el número de colunmas que le dedican a Andrea Motis si ni tan solo la conoce? ¿Por qué le disgusta que llene el Coliseum hasta la bandera? ¿Qué tiene de malo qué le gustase al presidente Maragall y a 1.399 personas más que allí estábamos? Se queja del poco reconocimiento para con los músicos pero también se queja porque reconocen a uno.
Andrea Motis es una persona (no hace falta poner edad la música no la tiene) que efectivamente se está formando pero que nadie le puede negar, tiene un don o varios, es una excelente persona y está desmostrando una gran profesionalidad y estoy segura si llega a conocerla sabrá apreciarlo. Lamento decirle que en su artículo sobran muchas palabras. Majesus
Majesus,
¿de veras no entiende qué critico ni a quién? Me sorprende (quizá tanto como a usted que yo no conociera a Andrea Motis, pero en fin).
Que no conozca personalmente a Andrea Motis no implica que uno no pueda analizar una situación que se deriva a partir de su persona. No hablo ni de su carisma, ni de su personalidad, ni de sus virtudes / defectos musicales... simplemente no estoy hablando de ella. Ella, como síntoma, como detonante si lo prefiere. Es más, habrá leído (espero) mi ánimo y apoyo, y lo que yo considero importante en la formación musical.
Si Andrea Motis tiene un don me alegro por ello. Como tal un don es algo precioso que hay que cuidar y, sobre todo, cultivar. ¿No le parece un peligro para el don (y para la persona que lo posee) la exposición mediática desmesurada a los 16 años? Si me permite, lo que tiene Andrea Motis de partida es una base espléndida sobre la que trabajar. Ojalá le dejen hacerlo en vez de crear en torno a ella un circo que no le permita crecer. Si piensa que sobre eso sobran muchas palabras en mi artículo, lo lamento.
Gracias por su comentario,
Carlos
Sr. Carlos Pérez, grácias, me alegra se preocupe por Andrea, le aseguro que realmente ella, su familia, su maestro, su compañeros y amigos se merecen que hayan personas que se preocupen en que ellos no sean objeto de circo. Fíjese en eso coincidimos, estoy totalmente de acuerdo con Vd. en que hay que cuidarla y cultivarla, le aseguro que en su entorno más cercano, es lo que se está haciendo. Pero es inevitable esconder y ocultar un valor como ella que además contribuye a que se valoren aún más sus compañeros (dicho de paso son buenísimos)y otros músicos profesionales que la acompañan, empezando por su mentor Joan Chamorro verdadero artífice de ésta maravilla y de la magnífica Big Band de niños y adolescentes que tenemos en el barrio. Andrea Motis no lo está viviendo como si fuera un circo, su entorno más cercano se cuida mucho de ello.
Por cierto, no sé si tiene alguna relación con ella, pero tiene usted los mismos apellidos que otra de mis grandes artistas preferidas, se llama Silvia y es genial, precisamente a Andrea no hace mucho se la puse como ejemplo. Majesus
Sr. Carlos Pérez, grácias, me alegra se preocupe por Andrea, le aseguro que realmente ella, su familia, su maestro, su compañeros y amigos se merecen que hayan personas que se preocupen en que ellos no sean objeto de circo. Fíjese en eso coincidimos, estoy totalmente de acuerdo con Vd. en que hay que cuidarla y cultivarla, le aseguro que en su entorno más cercano, es lo que se está haciendo. Pero es inevitable esconder y ocultar un valor como ella que además contribuye a que se valoren aún más sus compañeros (dicho de paso son buenísimos)y otros músicos profesionales que la acompañan, empezando por su mentor Joan Chamorro verdadero artífice de ésta maravilla y de la magnífica Big Band de niños y adolescentes que tenemos en el barrio. Andrea Motis no lo está viviendo como si fuera un circo, su entorno más cercano se cuida mucho de ello.
Por cierto, no sé si tiene alguna relación con ella, pero tiene usted los mismos apellidos que otra de mis grandes artistas preferidas, se llama Silvia y es genial, precisamente a Andrea no hace mucho se la puse como ejemplo. Majesus
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