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miércoles, noviembre 23, 2011

Entrevista a Fred Hersch

© Mark Niskanen (www.fredhersch.com)
El pianista Fred Hersch (1955) llegó a Nueva York a finales de los años setenta donde se formó acompañando a músicos como Joe Henderson, Sam Jones, Stan Getz o Art Farmer. Sólo cuando sintió que tenía algo personal que decir publicó su primer disco, Horizons, un disco a trío junto a Marc Johnson y Joey Baron. Tenía 30 años. En una sociedad como la actual tan entusiasmada con la juventud y la precocidad no es habitual que un músico espere tanto tiempo, cuando incluso menores de edad graban ya discos.
Creo que es esperar demasiado que músicos tan jóvenes tengan tanto que decir. Muy rara vez he escuchado a un músico joven de menos de veinte o veintiún años que me hiciera pensar que realmente era un artista, que realmente tuviera algo… He enseñado a algunos, créeme. Lleva tiempo. Suele ser a los veintitantos cuando empiezas de algún modo a definirte.
El escritor Antonio Muñoz Molina lo definió como un maestro secreto, un músico que no da ni una sola nota efectista, no hace ninguna concesión. Es cierto, no es Fred Hersch un músico de grandes aspavientos ni derrama notas de forma compulsiva. Lo suyo tiene más que ver con la contención y la emoción, con la sugerencia y la sutileza.
Realmente no malgasto muchas notas, no lo hago. A veces escucho a algún pianista joven tocando de forma rapidísima y digo, ¡oh! ¡¡Ojalá pudiera hacer eso!! Pero… ¡bah! A la larga una cosa compensa a la otra. Al final piensas: de acuerdo, ha sido impresionante pero no me ha emocionado. (...) Muchos de los jóvenes músicos lo están tocando todo en compases raros, en formas extrañas… No es que me sienta como un policía del Jazz que te diga que tienes que tocar melodías de treinta y dos compases pero pienso que hay un camino intermedio. (...) Pero creo que hay tener en cuenta al público y cuánto puede absorber. Y si la música se convierte en músicos de Jazz a la última tocando Jazz a la última para otros músicos de Jazz a la última, entonces es algo muy reduccionista y la audiencia se reducirá. Yo no toco para el público, toco para mí. Cierro mis ojos y toco. Es todo lo que hago.
© Stephanie Berger (www.mycomadreams.com)
El maestro de pianistas hoy tan referenciales como Brad Mehldau, Ethan Iverson o Jason Moran, fue diagnosticado con el virus del sida a mediados de los ochenta. La suya es una historia de superación de los prejuicios sobre la sexualidad (él es homosexual) y de superación de la enfermedad que le dejó en coma durante varias semanas en el año 2008. Hubo de aprender a recuperar la movilidad de piernas y manos, a tragar... Apenas meses después de despertar del coma su música volvió a sonar en el mítico Village Vanguard neoyorquino. Su historia despierta el interés de medios de comunicación que, ajenos al Jazz, apenas motrarían su interés por la carrera de Hersch.
No creo que sea curiosidad sobre mi salud pero ciertamente es un gran tema sobre el que escribir así que creo que la gente ajena al mundo del Jazz conoce mi nombre, me escucha en programas de radio, en ‘The New York Times’, en cosas así, lo que está ayudando a que se reconozca mi nombre de forma general. Pero no es que la gente vaya a los conciertos y espere verme enfermo o algo así.
En 2010 estuvo en Barcelona explicando su experiencia en un congreso europeo de médicos de cuidados intensivos. Además ha creado un espectáculo titulado My coma dreams a partir de los sueños que al despertar del coma recordó con extrema precisión. Un espectáculo musical, teatral y audiovisual en el que la diversión se mezcla con el temor y el más puro surrealismo. En un momento del espectáculo se ve a sí mismo compitiendo con Thelonious Monk por lograr finalizar antes una composición. ¿Quién ganará?
¡Buena pregunta! Yo gané la batalla. De hecho la pieza a la que te refieres, El sueño de Monk, la escribí con el reloj de la cocina. Traté de escribirla lo más rápidamente posible para así poder simular el contexto. Y la escribí en veinte minutos. Creo que a Monk le costó mucho más tiempo.
© John Rogers (www.fredhersch.com)
No reniega del sentido del humor y de la paciencia para comunicar su experiencia a los medios de comunicación que inciden sobre su historia extramusical. Para los aficionados a su música tiene además el mensaje impagable de su música. Un jazzismo que parece ir contracorriente del ruido imperante en nuestra sociedad.
Pienso que una de las mejores cosas de escuchar música en directo durante una hora o setenta y cinco minutos es que no te pones a mirar el iPhone o…
O que puedes disfrutar de uno de los grandes vicios de Fred Hersch, a la vez una de sus grandes virtudes. Y es que de entre los condimentos de la música hay uno que le apasiona sobremanera y no lo oculta:
¡Me gusta demasiado la melodía!
© Carlos Pérez Cruz


Puedes leer la entrevista completa con Fred Hersch o escucharla en su versión original en inglés o con doblaje en castellano. La conversación fue emitida en la edición del programa "Club de Jazz" del 23 de noviembre de 2011.

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