Hoy le he ganado a la rutina. He tomado otro camino para llegar a la panadería. Una vez allí el pan era mucho más pequeño que el de otros días y la dependienta me ha cobrado menos por ello. Al salir de allí he seguido el curso habitual de mis pasos y en la aseguradora de la esquina un trabajador leía el periódico, como todos los días. Mañana probaré a cambiar el camino de vuelta.
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