Al ganar en la lotería creyó que todo el mundo se le acercaría. Que ahora serían amigos quienes antes le ignoraban. Que podría comprar a sus enemigos. Se atrevió incluso a bromear con el "espontáneo" surgimiento de nuevas amistades. Cuando volvió a casa sólo encontró un mensaje en el contestador. Era de su nuevo amigo. Del banco.
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