El príncipe se aburre. Compro "El País" y me encuentro con el siguiente titular: El príncipe se aburre viendo 'Deseo, peligro'. No sólo invierto mi dinero, como español inversor del Estado Monárquico, en que mi príncipe vea películas que le aburren sino que invierto un Euro de mi salario en comprar un periódico que me informa de la opinión del futuro monarca (si Dios no lo impide) acerca de la última peli de Ang Lee. A mí le peli no me entusiasmó tanto como a determinados críticos, pero supongo que si a mí la opinión de don Felipe me trae sin cuidado ni me imagino la consideración que de mi opinión puedas tener tú que estás leyendo esto (por cierto, ¿por qué?).
Pero más allá de que al príncipe no le guste la peli (vista, por cierto, en gloriosa versión original subtitulada, algo que "El País" utiliza como "descargo" (¡¡!!) del aburrimiento de don Felipe) lo que me preocupa tras leer la noticia (breve, gracias) es que el príncipe opinara (dirigiéndose a su esposa) que menudo rollo... ¡durante la proyección de la película! Es decir, el príncipe se otorga los reales de opinar durante una proyección, es decir, de hablar en alto, es decir, de no respetar el silencio que toda proyección requiere en los manuales del respeto. Vamos, que es un maleducado. ¿Cuál sería el volumen en el que emitió su veredicto? ¿O es que la casa real emitió un comunicado con la opinión emitida durante la película, en susurrante actitud, a su esposa?
Nos quedamos solos. Aquellos que todavía escuchamos en silencio la música y contemplamos con todos nuestros sentidos el cine. ¿Con qué autoridad podré reclamar silencio en la sala si no es a costa de violentar los reales derechos del personal a opinar en alto?
Pero más allá de que al príncipe no le guste la peli (vista, por cierto, en gloriosa versión original subtitulada, algo que "El País" utiliza como "descargo" (¡¡!!) del aburrimiento de don Felipe) lo que me preocupa tras leer la noticia (breve, gracias) es que el príncipe opinara (dirigiéndose a su esposa) que menudo rollo... ¡durante la proyección de la película! Es decir, el príncipe se otorga los reales de opinar durante una proyección, es decir, de hablar en alto, es decir, de no respetar el silencio que toda proyección requiere en los manuales del respeto. Vamos, que es un maleducado. ¿Cuál sería el volumen en el que emitió su veredicto? ¿O es que la casa real emitió un comunicado con la opinión emitida durante la película, en susurrante actitud, a su esposa?
Nos quedamos solos. Aquellos que todavía escuchamos en silencio la música y contemplamos con todos nuestros sentidos el cine. ¿Con qué autoridad podré reclamar silencio en la sala si no es a costa de violentar los reales derechos del personal a opinar en alto?
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