Llaman a la puerta. Abro. ¿Le podría hacer una encuesta? ¿Para quién? Para el ayuntamiento. Venga. ¿Le interesaría comprar una plaza de aparcamiento? No. ¿Podrías decir que sí? Atónito. Es que así acabo antes de hacer encuestas. Si me dices que no la encuesta se acaba aquí.
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