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martes, noviembre 18, 2008

Jason Palmer - "Songbook"


Jason Palmer es un estupendo trompetista de Jazz. Lo es porque lo ha demostrado a los veintisiete años con una primera grabación discográfica madura en la que se evidencia su sobresaliente dominio del instrumento; porque es un notable improvisador y compositor de sus propias partituras; porque contar con la compañía de Ravi Coltrane y de Greg Osby en un primer disco ya es un síntoma. Pero lo es casi porque no podría ser de otra manera. ¿Se puede esperar menos hoy en día de un músico convenientemente formado y educado en una de las ciudades de referencia del Jazz USAmericano como Boston?

En el año 1997, tal y como confiesa en las notas del libreto del disco el propio Palmer, llegó a Boston para estudiar en el Conservatorio de Nueva Inglaterra. Estaba de paseo para "reconocer" el terreno cuando se cruzó con el trompetista Jeremy Pelt que, al ver que Palmer también lo era, le invitó a participar en la Jam Session del Wally´s Jazz Café. Reconoce Jason Palmer que una vez en el escenario, incitado por Pelt, su solo fue "horrible" y que en consecuencia temió un lanzamiento masivo de "tomates y huevos" por parte de los presentes. Sin embargo sólo recibió ánimo y apoyo para seguir adelante. A partir de ese momento el Wally´s Jazz Café se convirtió en la segunda escuela para este músico durante su estancia en Boston, hasta el punto de con el tiempo pasar a ser fijo en la banda de la casa. Con esfuerzo y constancia Palmer alcanzó su particular (modesto) sueño USAmericano. Del solo "horrible" a un trabajo fijo y la consideración de músicos como Osby y Coltrane que le invitan a participar en sus propios proyectos y que, además, graban en este Songbook.

Pero vuelvo a la pregunta anterior: ¿Se puede esperar menos de un músico como Palmer? Creo que no. Ahora la aparición de jóvenes talentos cada año no es una excepción, es la regla. Boston, con su Conservatorio de Nueva Inglaterra o la famosa Escuela de Música de Berklee, era hace no demasiado un sueño admirado por músicos en formación de todo el mundo. Ahora el mundo esta allí y cada año salen promociones de instrumentistas admirables que son lanzados, con diploma bajo el brazo, al cruel mundo. Una cosa es la dinámica diaria como estudiante y otra es la verdad de un mundo al que el Jazz no le importa. Y cuando todos estos músicos salen de allí, ¿qué? En su viaje de retorno muchos encuentran el desierto, la falta de oportunidades. Pero hay otra pregunta que va más allá de lo que el entorno le ofrece al profesional: ¿tengo algo que decir yo con mi música? Y no es una pregunta simplemente filosófica. Es el interrogante que resuelve una cuestión fundamental: además de tener voz, ¿tengo algo que decir?

¿Tiene algo que decir Jason Palmer? De momento tengo la sensación de que Jason Palmer tiene todas las opciones, todas las herramientas que la escuela le ha puesto a su disposición y que él ha ido probando en su vida académica y en sus experiencias en el Wally´s y en otros escenarios. Ahora falta que encuentre algo propio que decir, que no tiene por qué ser estrictamente novedoso (¿eso existe?), que arroje al suelo todas las herramientas y las esparza, las coja sin pensar, pruebe y se equivoque (¡como en aquel "horrible" solo de su primera vez en el Wally´s!), vuelva a probar y acierte y que, de pronto, un día alguien le diga: ¡Demonios! ¡¡Suenas a Jason Palmer!! Y ese día, que puede que llegue, Jason Palmer no sólo será un estupendo trompetista de sonido cálido, e incluso "afliscornado", que compone buenos temas, juguetones, con el conveniente corsé mainstream (¡Vamos Jason! ¡¡Se nota que te aprieta un poco!!) y espacio para un moderado virtuosismo sino un estupendo Músico al que me entrarán unas ganas irrefrenables de escuchar una y otra vez.


© Carlos Pérez Cruz

Comentario publicado originalmente aquí.

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