La próxima
mutación será la del dedo índice. Miles, millones de dedos índices se
restriegan a cada instante sobre las superficies planas de teléfonos
móviles. El roce hace el cariño y la costumbre genera necesidad. El
dichoso aparatito made in China forma parte ya de la anatomía
humana y el índice es su nervio de enganche. Antes se esnifaba o se
pinchaba. Ahora, se acaricia un móvil.
Digital
por necesidad laboral, apunto en una libreta. Un simple bolígrafo y
unas hojas para recoger ideas o tomar notas de conciertos y situaciones
vividas durante el intenso julio de festivales ibéricos. Aquí van
algunas de ellas:
Burbuja cultural:
España se hunde y muchos festivales flotan. Los históricos ofrecen la
programación habitual condimentada con algunos de los habituales del star system
USAmericano. ¿Se corresponde la generosa inversión -con ayudas
públicas- con la realidad económica y el ratio de población de las
regiones que los acogen? ¿Es cierto que se llegan a pagar 150.000
dólares (hagan cuentas) por artistas cuyo caché no supera en origen los
70.000? ¿Cuántos conciertos podrían hacerse al año de ajustar semejantes
presupuestos al coste real de una actuación? ¿Por qué Europa se
convierte en verano en generoso mecenas de artistas del otro lado del
charco y los de casa se pelean por las migajas del festín?
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