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sábado, noviembre 06, 2010

Dead Capo (+ Rosvita) y Expanded Cinema Trio - 11º Festival Periferias (Huesca - 30/10/2010)

Viajar a Huesca se ha convertido en una costumbre muy saludable para los sentidos. Desde hace años la labor de programación cultural en esta pequeña ciudad aragonesa es para mí un ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas con criterio e integrando en la dinámica de actividades propuestas originales, atractivas, diferentes... ¿Presentaba candidatura Huesca a capitalidad cultural europea 2016? No le hace falta, ya lo es.

El programa del variopinto Festival Periferias en su undécima edición incluyó la tarde de su penúltima jornada un triplete suculento bajo el epígrafe de
Nuevo! Nouveau! Neu! del que pude disfrutar dos de sus tres platos. El primero - el siempre difícil ejercicio de romper el hielo con el público - le correspondió al proyecto Expanded Cinema Trio formado por la saxofonista de origen libanés Christine Sehnaoui, el guitarrista francés Ryan Kernoa y el encargado de las proyecciones, el italiano Stefano Canapa. Una sesión de cine y música lejos del convencional acompañamiento de las imágenes con música en directo. Técnicamente sí es esa la propuesta pero no son convencionales ni las imágenes proyectadas ni la música que las acompaña.

Sehnaoui y Kernoa salieron a la oscuridad del escenario. Su primera emisión sonora fue un largo acople de la guitarra y efectos sordos y agudos de la saxofonista. Canapa inició su juego de proyecciones con efectos de aparentes estallidos pirotécnicos que acompañaba de vez en cuando Sehnaoui con aspiraciones de la caña del saxo. Pero no siempre. No todos los estallidos artificiales se respondían con el efecto. La correspondencia directa entre imagen y recreación sonora quedaba rota con esta decisión musical. ¿Cuál es entonces la relación entre imagen y sonido de esta propuesta? La duda es legítima si uno sospecha que en lo que pueda pasar hay mucho de aleatorio y azaroso. Dicho de otra manera, si deja de haber una acción-reacción directa entre lo que el espectador ve y escucha surge la sospecha de que cualquier otra música, cualquier otro sonoridad, hubiera sido igualmente válida.


El saxo jamás emite melodía alguna, el saxo de Senahoui es generador de efectos y atmósferas, experimenta con los límites de la ortodoxia para la que fue creado el instrumento. La guitarra de Kernoa juega con ella un papel menos heterodoxo y se limita a rítmicas reiteradas y a la creación, igualmente, de atmósferas. La conjunción de ambos instrumentos genera masas de sonido mantenidas durante largas secuencias musicales (y visuales). Pero mientras se proyectan unas imágenes de tono sepia de una mujer con un niño en la playa, líneas horizontales que ascienden por la pantalla o Canapa juega con luces mediante un pequeño vaso de cristal, uno vuelve a preguntarse por la relación directa entre lo que ve y lo que escucha. Y llega a la conclusión de que como experiencia sensorial y visual puede llegar a ser placentera, inquietante, molesta... pero limitada. Por eso se agradece la ajustada duración de unos cuarenta minutos.


Christine Sehnaoui durante la actuación.

Entre las particularidades del Festival Periferias está la de ofrecer un homenaje a un solista o grupo desde una perspectiva, cuando menos, original. Así, si en otras ocasiones se pudo escuchar la música de Fela Kuti interpretada por la Banda Municipal de Huesca o la de Sun Ra recreada por las Gaiters de Tierra Plana, en esta ocasión, y aprovechando el denominador común temático de lo Nuevo de esta edición, el grupo recordado fue el alemán Neu!. Homenaje encargado a los madrileños Dead Capo complementados por Manolo Campos del grupo Rosvita.

Reconozco mi casi absoluto desconocimiento de la música de los alemanes así que mi percepción de lo ofrecido sobre el escenario no tiene su fundamento por completo en la comparativa o en la inspiración del original. Los he escuchado muy por encima y más allá de la idea de una música minimalista, reiterativa y fundamentada en el Rock más experimental y psicodélico no tengo criterio al respecto. Pero sí lo tengo para descubrir en el grupo madrileño una magnífica y camaleónica adaptación a las circunstancias que me alegró especialmente. Siendo este un grupo que consideré en su día una esperanza para el Jazz patrio y habiendo comprobado, no sin desolación, que su actividad ha quedado casi circunscrita en exclusiva al circuito local madrileño fue un chute esperanzador constatar cómo Dead Capo ha armado en un periodo muy corto de tiempo un concierto ajeno a su repertorio habitual y lo ha hecho con una contundencia y una firmeza que ocultó cualquier posible desajuste que pudieran haber tenido durante la actuación (sólo las miradas entre ellos delataban alguna posible pérdida en el bosque).

Dead Capo se reforzó para la ocasión con la guitarra y sintetizador de Manolo Campos de Rosvita. Su presencia complementó con discreción el trabajo de los cuatro 'Capos' en el que el peso de dirección lo llevó el guitarrista Javier Adán. Adán tiene una facilidad pasmosa para dirigir el rumbo de la música y, además de ello, ejemplifica con su sonido una virtud del grupo: su amplio y excelente bagaje como oyentes. Se percibe en el repertorio habitual de Dead Capo que su afición por la música no se limita a un género en concreto y eso enriquece de forma evidente su sonido. Quizá por ello el reto tan complejo de acercar la música de Neu! a su territorio resultó tan natural y lograron dar vida a unos temas en su origen reiterativos y, en algunos casos, de puro ruidismo. Así la actuación tuvo la acentuación y contundencia rítmica del Rock (la batería de Javier Gallego puso mucho empeño en ello) pero también la improvisación del Jazz, más evidente en el lenguaje del saxo de Marcos Monge que, por otro lado, era el músico que menos podía moldear su sonido a un idioma tan ajeno a su instrumento. El referente de los Naked City de John Zorn - grupo que absorbía Rock, Jazz, Punk o algo de Country (entre otras sonoridades) - puede servir para entender la forma en la que Dead Capo recicló el repertorio de Neu!. Con los temas enlazados por las ambientaciones de Adán y Campos el estallido venía de los cambios rítmicos de la batería de Gallego y el sustento rítmico/armónico del contrabajo de Díez-Ena (que también usó arco en la creación de ambientes) que daban pie a recreaciones del repertorio de los alemanes en las que saxo y guitarra se turnaban o simultaneaban la lectura de los pocos motivos melódicos de su música. Versiones que in crescendo sonoro alcanzaban puntos culminantes mediante la insistencia rítmica sobre la que serpenteaba Marcos Monge o fraseaba la guitarra de Javier Adán que, si bien se concentra especialmente en la cohesión de la música, cuando se expresa como solista es un improvisador con un notable sentido melódico.

Siendo Dead Capo un grupo tan exigente consigo mismo - hasta el punto de que desde su debut discográfico en 2002 no ha vuelto a publicar - debería tomar nota de esta prueba de encargo superada con gran calidad para no demorar mucho más nuevas entregas. Si en semanas hicieron de la de Neu! su música, ¿qué no harán con la suya ocho años después?


© Carlos Pérez Cruz (www.elclubdejazz.com)
Publicado originalmente aquí.

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