Trabajo con mi ordenador. Desde el salón me llega el sonido del informativo del primer canal de la televisión pública española. En él una de las noticias que se cuela entre el teclear de mis dedos es la del trigésimo quinto aniversario de la proclamación de Juan Carlos como rey de España. Presto curiosidad a las palabras del locutor durante el reportaje. En él todo son loas al papel de su mandato, a su intermediación y preocupación por las cuestiones ciudadanas. Se habla de su crucial intervención en el golpe de estado del 23 F. Se le escucha hablar contra el terrorismo de ETA. Incluso se permiten rescatar su interrupción al presidente de Venezuela, el famoso "¿por qué no te callas?". Todo es elogio y descripción aséptica en los minutos del Telediario. ¿Acaso no hay un solo pero, una mínima crítica? ¿Todo es aceptación de su función en este país? ¿Nada malo ha hecho en 35 años?
Cuando nos llama la atención el papel acrítico y el elogio incondicional a sus líderes de muchos medios de comunicación en otros países (más o menos democráticos), ¿somos conscientes de que en España también existe el periodismo genuflexo? ¿El panfletismo de la inviolabilidad monárquica?
Cuando nos llama la atención el papel acrítico y el elogio incondicional a sus líderes de muchos medios de comunicación en otros países (más o menos democráticos), ¿somos conscientes de que en España también existe el periodismo genuflexo? ¿El panfletismo de la inviolabilidad monárquica?
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