Más bien justita como cantante, mediocre como pianista pero... con ínfulas de diva. Leo en La voz de Galicia que tras la actuación el pasado 27 de julio de Diana Krall en Santiago de Compostela los miembros de la seguridad del concierto fueron revisando uno a uno los teléfonos móviles de los asistentes para certificar que no se hubieran tomado fotografías de la Krall durante su concierto. La organización justifica la acción como petición de la propia intérprete. No estuve allí y me surgen varias preguntas: ¿aceptó el público la revisión de sus móviles?; ¿tenía consecuencias negarse a mostrarlo a la salida? ¿Sí? ¿Marcharse a casa con la discografía completa de la canadiense? Y, la más importante de todas las preguntas: ¿incrementará esta anécdota el número de contrataciones de la Krall en España?
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