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martes, enero 06, 2009

Telepredicción

Hace unos días alguien mostraba su asombro porque no dedicara mi tiempo a ver la televisión. Ver, la veo. Ahora mismo está frente a mí, pero bien apagada (desconectada incluso de la red eléctrica para evitar el gasto del pilotito en rojo). Para ser sincero también la enciendo (de vez en cuando) pero su uso se limita a contadas ocasiones en que veo un DVD de una serie (se acabaron Los Soprano, y bien que lo siento) o película (la última La Eternidad y un Día de Theo Angelopoulos) o bien un partido de baloncesto. Rara vez para algo más.

La persona que se asombraba por mi anorexia televisiva se sorprendía de que no conociera las secciones del concurso Pasapalabra. Sé de su existencia (difícil es no ser consciente de qué eructa la tele) pero de ahí a que me interese verlo va un trecho enorme. El trecho de la libertad personal para caminar por la vida lo más próximo a lo que a uno le plazca y no por la senda de lo supuesto como normal e incluso razonable. Al fin y al cabo la televisión (como aparato y como medio) no es sino una más de las posibilidades que el ser humano se ofrece a sí mismo. Lo anormal es que parezca ser LA posibilidad. Me interesan demasiadas cosas como para verme en la necesidad de ocupar (que no actuar sobre) mi tiempo libre (¿ergo el otro es esclavo?) con un programa de televisión si este no me atrae.

Hoy, durante apenas unos segundos (quizá un minuto o dos, a lo sumo), he encendido el aparato. En el primer canal de nuestra televisión pública (nuestra y pública, ¡alerta roja!) emitían España Directo. En el tiempo que he ocupado a contemplar la pantalla la gran noticia que se relataba (con su correspondiente titular impreso en pantalla) no era tal. Si entendemos como noticia un suceso acaecido o que acaece. La noticia que ocupaba minutos de programación era que el próximo viernes podía nevar en Sevilla. Que hace cincuentaynosecuantos años que no sucede y que el santo (perdón, así llamo yo al INM) predecía que así podía suceder con una probabilidad estimada de un 50% (¡¡fantástico, sólo horas después el santo ya anuncia que va a ser que no!! Probabilidad ahora de intervalos nubosos). A esa predicción tan fascinante le han seguido las declaraciones de ciudadanos sobresaltados con tamaña información. Ozú mi alma, no me digas.

Recuerdo cómo en un programa de El Follonero en La Sexta (otra de esas veces que encendí el aparatito) parodiaban los métodos de otro programa, de Tele5 en este caso, que viene a llamarse Está Pasando para crear noticias (digo crear, no relatar). El reportero (del falso Está Pasando) interrogaba a algunos ciudadanos: ¿Qué está pasando? Nada, era la respuesta mayoritaria de los viandantes que reaccionaban mirando a su alrededor por si acaso pasaba algo. Que no pasara nada era la gran noticia del falso Está Pasando. Pues eso, que hoy en La 1 no pasaba nada. Y de ahí la noticia.

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