A continuación se puede leer un extracto de la conversación que la revista Oro Molido publicó en su número 23, y que se puede leer íntegra en el pdf que nos ofrece la página PuroJazz de Roberto Barahona, con el músico Fred Frith. Interesantísima reflexión la que Frith nos ofrece sobre no sólo la enseñanza de la improvisación sino sobre cuestiones como la valoración de la música, los sistemas de enseñanza, etcétera. Para leer y reflexionar. He aquí un fragmento:
(...) Luego escribió su tesis de pedagogía de la improvisación y, básicamente, decía que ella encontró muchos problemas en la falta de enseñanza de la improvisación, que sentía que no se le había enseñado a cómo improvisar. Yo estaba fascinado con esto; hablé de ello mucho mientras ella estaba escribiendo el exámen. Y comprendí que como una instrumentista clásica, hay ciertas prácticas que aprendes y una de ellas es cómo engancharse a un diálogo crítico constructivo. Tocas una pieza delante de los compañeros, y tu profesor y la gente te dicen dónde creen ellos que te has equivocado y cómo puedes hacerlo mejor. Todos tienen una partitura, así que ellos tienen esta referencia donde todo el mundo puede ver cómo se “ supone” debe sonar, y entonces pueden señalar deficiencias particulares, de la lectura, interpretación, o de la técnica requerida al realizar un pasaje concreto. Tiene perfecto sentido y es una parte muy importante del aprendizaje de un instrumento a un alto nivel. Por lo tanto, los músicos se acostumbran a la idea que después de tocar en un marco pedagógico, habrá una reacción que les ayudará a entender lo que hacen, reacción basada en una idea más o menos universal de qué es “bueno” o “ aceptable” en un entorno determinado y qué es “ malo” o “ inaceptable”. Y en los dos años de estudio bastante intensivo de la improvisación en Mills, ella estaba esperando que alguien le dijera cómo hacer, decirle qué era bueno y malo, y al no darse ese tipo de reacción, su valoración fue que a ella no se le había “ enseñado” nada. Si ella no aprendió nada es otra cuestión, pero no tenía que haber llegado a ese punto, ¡bastante tuvo sintiéndose defraudada! De modo que si quieres saber cuál es el mayor problema con la enseñanza de la improvisación, ¡quizás se debería empezar justo por ahí! ¿Quién define las reglas? ¿Debería tenerlas? ¿Y qué sucede si las rompes? ¿Hay un sentido aceptado universalmente de qué es “bueno” y “ malo”? ¿Cómo enseñar algo que, al menos nominalmente, no acepta normas? Creo que la enseñanza totalmente eficaz es la que facilita el proceso de enseñanza de las personas por sí mismas. Si tu ego necesita que se te diga, “yo soy la fuente de toda sabiduría, y soy quien te va a decir qué es bueno y malo”, entonces, como mucho, la gente aprenderá cómo ajustarse realmente a tu gusto y, en el peor de los casos, se siente incompetente y poco valorada. ¿Es esa la enseñanza de la improvisación?
(...) Luego escribió su tesis de pedagogía de la improvisación y, básicamente, decía que ella encontró muchos problemas en la falta de enseñanza de la improvisación, que sentía que no se le había enseñado a cómo improvisar. Yo estaba fascinado con esto; hablé de ello mucho mientras ella estaba escribiendo el exámen. Y comprendí que como una instrumentista clásica, hay ciertas prácticas que aprendes y una de ellas es cómo engancharse a un diálogo crítico constructivo. Tocas una pieza delante de los compañeros, y tu profesor y la gente te dicen dónde creen ellos que te has equivocado y cómo puedes hacerlo mejor. Todos tienen una partitura, así que ellos tienen esta referencia donde todo el mundo puede ver cómo se “ supone” debe sonar, y entonces pueden señalar deficiencias particulares, de la lectura, interpretación, o de la técnica requerida al realizar un pasaje concreto. Tiene perfecto sentido y es una parte muy importante del aprendizaje de un instrumento a un alto nivel. Por lo tanto, los músicos se acostumbran a la idea que después de tocar en un marco pedagógico, habrá una reacción que les ayudará a entender lo que hacen, reacción basada en una idea más o menos universal de qué es “bueno” o “ aceptable” en un entorno determinado y qué es “ malo” o “ inaceptable”. Y en los dos años de estudio bastante intensivo de la improvisación en Mills, ella estaba esperando que alguien le dijera cómo hacer, decirle qué era bueno y malo, y al no darse ese tipo de reacción, su valoración fue que a ella no se le había “ enseñado” nada. Si ella no aprendió nada es otra cuestión, pero no tenía que haber llegado a ese punto, ¡bastante tuvo sintiéndose defraudada! De modo que si quieres saber cuál es el mayor problema con la enseñanza de la improvisación, ¡quizás se debería empezar justo por ahí! ¿Quién define las reglas? ¿Debería tenerlas? ¿Y qué sucede si las rompes? ¿Hay un sentido aceptado universalmente de qué es “bueno” y “ malo”? ¿Cómo enseñar algo que, al menos nominalmente, no acepta normas? Creo que la enseñanza totalmente eficaz es la que facilita el proceso de enseñanza de las personas por sí mismas. Si tu ego necesita que se te diga, “yo soy la fuente de toda sabiduría, y soy quien te va a decir qué es bueno y malo”, entonces, como mucho, la gente aprenderá cómo ajustarse realmente a tu gusto y, en el peor de los casos, se siente incompetente y poco valorada. ¿Es esa la enseñanza de la improvisación?
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