Busca en "Carlos Crece"

viernes, febrero 03, 2012

Periodismo de lujo


Han entrevistado a mi amiga Paloma. Dos veces en tres días. ¿Por qué la han entrevistado?

Mi amiga Paloma estudió periodismo. Aunque ella me corrige: “Yo no estudié periodismo, estudié comunicación audiovisual”. (Lo siento Paloma, para los antiguos como yo, la profesión, con sus múltiples vertientes, es una). Paloma tiene un amor: la radio. Después de su formación académica, hizo el máster de Radio Nacional de España. Conoció la radio por dentro, trabajó en ella, se formó junto a los profesionales de la casa e, incluso, una noche de verano, llegó a presentar un programa. Yo lo escuché. Lo hizo bien, muy bien. Le sobra desparpajo, ilusión, preparación y, además, tiene curiosidad.

El máster terminó. De eso hace ya unos cuantos meses. Paloma tiene el carnet de periodista, hizo las prácticas de radio más codiciadas, pero hoy no tiene dónde poner en práctica su formación. Después de vivir en la nube, Paloma tomó tierra, miró a su alrededor y escuchó el eco de su pregunta: ¿hay alguien ahí? ¿ahí? ¿ahí? ¿ahí? Y sí, hubo respuesta. ¡Hombre, Tal! ¿Cómo estás? ¡Si también está Cual! ¡¡¿Qué tal, Cual?!! Sí, encontró la compañía de sus iguales: los jóvenes periodistas con título y sin oficio. Periodistas en paro, un verdadero pleonasmo.

Durante los meses que ha estado en paro, Paloma no se ha detenido. Ha seguido formándose. Estudia inglés y participa en todo aquello en lo que pueda echar una mano, aunque la suya quede vacía. Además, preparó un proyecto radiofónico, que incluso tenía un primer invitado de postín. Lo presentó y les encantó. Pero el mundo está lleno de encantos perdidos. El guión de la primera entrevista de su primer programa tiene un montón de preguntas, pero las preguntas todavía no han encontrado respuesta. De momento, están guardadas en el cajón de las ideas.

Ahora es Paloma la entrevistada. A ella, que tantas tiene por hacer, le hacen las preguntas. ¿Cuáles? Lo desconozco. La verdad es que es una entrevista que me interesa poquísimo. Apagaría la radio con tal de no escucharla. Pero es que Paloma, que necesita poder pagar sus gastos, quiere trabajar y de lo suyo no hay. And time goes by… así que igual termina vendiendo ropa rápida… perdón, comida barata… vamos, que puede que termine trabajando para una de esas franquicias que hacen fortuna aprovechando la carencia de derechos laborales (¡estos sí que están cada día más deslocalizados!).

Pero mientras espera noticias del franquicida mundo laboral de camisetas fritas y hamburguesas fashion made in China (no me aclaro muy bien), mi amiga Paloma ha encontrado una esperanza periodística a la que agarrarse. ¡Hay una oferta laboral en el gremio! ¡¡De redactor!! Sí, suena increíble pero todavía hay trabajo. Cierran televisiones, los periódicos quiebran, la radio adelgaza, las revistas se despiden (menos las del corazón: cada día hay más donde elegir)… pero Paloma ha encontrado una oferta de trabajo. ¡LA oferta!, añadiría. Así que ya se ha plantado un par de veces en la redacción y ha llamado a la puerta del jefe. Pero, ¿qué medio de comunicación está hoy en disposición de ofrecer trabajo? ¿Hay emprendedores – uso el término por no contravenir las normas de política lingüística en vigor – tan inconscientes como para invertir en el periodismo y sus periodistas?

¡Sí, señor! ¡¡Los hay!! En un país deprimido, en el que el número de parados se cuantifica en millones y los porcentajes en dobles dígitos (y lo que te rondaré, morena), cuando más sufre la población el desfalco impune de la cosa pública, cuando por lo tanto más falta hace el periodismo de investigación y denuncia, cuando agoniza la profesión, surge LA oferta. Ríanse ustedes del periodismo dogmático y de los panfletos de propaganda ultraliberal que sobreviven en los quioscos y monopolizan frecuencias digitales. El periodismo sigue vivo. ¡Vaya si vive! ¡¡De lujo!! Y lo digo sin ironía alguna. Porque si Paloma consigue esa plaza (¡LA plaza!) consagrará todo su esfuerzo y dedicación a escribir sobre cajas de cigarros (a ochenta euros la caja, diez euros cada unidad o cigarro), coches de marca personalizados, champán Dom Pérignon o sobre flotas de aviones para quien quiera disponer de “su propia aerolínea” y volar con ella a una isla de su propiedad (hoy en venta en el Pacífico por el módico precio de veinte millones de euros). Todos ellos, temas de portada en la edición digital de este medio.

Bien pensado, ahí está el futuro. Mientras el grueso de la población adelgaza en riqueza y derechos, la élite económica engorda cada día su cuenta de resultados. Hoy los millonarios lo son de veras, tienen mucha pasta para gastar. Y no se la van a gastar en un mundo más justo (sólo si desgrava, claro). Echen cuentas: el avión propio para llegar a la isla. La isla en sí. El coche personalizado para conducir por ella. Los cigarros (a euro la calada) para relajar la conducción y el Dom Pérignon para celebrar la existencia. Que se va el dinero, vamos. Así que ese sector de la población necesita quien le haga el trabajo de investigación, el estudio de mercado. Y ahí espero que esté Paloma, redactando sobre el lujo para que pueda presumir de su propio lujo: ser periodista y ejercer de ello.

© Carlos Pérez Cruz

Publicado originalmente en www.elclubdejazz.com

No hay comentarios:

Free counter and web stats