(...) El discurso de Rajoy ha coincidido con los éxitos de la nación española de fútbol. Los rituales de la tribu se han desplegado alcanzando momentos de insoportable ruido sideral. Como en todos los nacionalismos. Nada se parece más a la celebración de una victoria de la selección española que la celebración de una victoria del Barça. Si alguna diferencia hay es de idiosincrasia: los españoles son un poco más exhibicionistas y extrovertidos que los catalanes. Pero, a mí por lo menos, me parecen igual de fatuas, igual de horteras, igual de nacionalistas. Ni más ni menos. (...) Estas palabras de Josep Ramoneda, que cierran su artículo de hoy en "El País" (leer completo aquí), pueden servir para ilustrar esa extendida versión del nacionalismo que se impone cada vez que juega la selección española de fútbol.
Alguien, no sé muy bien qué, asemejó en algún momento competición deportiva con representación política, social y militar del Estado, confundiendo un mero acontecimiento deportivo (y comercial) con una guerra de naciones. Así en vez de disfrutar (quien así lo desee) de un hecho deportivo se pretende implicar a la tribu (población) en una especie de conciencia colectiva de derrota al enemigo, de unidad de la nación en torno al batallón en la primera línea (selección) que lucha por el honor de un país, que lo defiende y representa ante el mundo entero. Muchos de quienes así lo entienden (o pretenden hacernos entender, en clara estrategia de narcolepsia colectiva) son los mismos que consideran que en Eurovisión se muestran los valores de un país, y que un concurso absurdo y paródico como éste es la plataforma idónea para enseñar a nuestros vecinos europeos quiénes somos y de dónde venimos y una broma como la de Rodolfo Chikilicuatre nos humilla como nación(en realidad no puedo creer que ellos mismos se lo crean pero es parte de la estrategia).
En más de una ocasión he escuchado la sorpresa de quienes conocen mi desinterés por la selección española de fútbol y su participación en diversos campeonatos: Pero, si es España, dicen con verdadero estupor. Claro que si comentas que antes estuviste viendo cómo la selección española de balonmano jugaba por una plaza en los Juegos Olímpicos de Pekín te miran con absoluta incomprensión. Es la misma idea del nacionalismo, agrupar a las masas en torno a una idea única; el resto, lo pequeño, es digno de desprecio e ignorancia. Y si el fútbol es masivo y España es el equipo, ¿cómo no sentirse parte de una idea colectiva de nación levantada en armas (deportivas)?
Para quien no tenga la menor idea de qué demonios estoy hablando pongo un único y ejemplar ejemplo: Ante el chascarrillo de que dos diputados (uno del PNV y otro de ERC) habían mostrado su preferencia por Rusia ante el partido de semifinales de la Eurocopa frente a España, un tertuliano político de la Cadena SER ha desparramado toda su sabiduría en dos sentencias: A) A estos señores les pagan con el dinero de los españoles; B) Rusia machaca a chechenos.
Ah, por si alguien tiene curiosidad de con quién voy esta noche se la resuelvo de inmediato: conmigo.
Alguien, no sé muy bien qué, asemejó en algún momento competición deportiva con representación política, social y militar del Estado, confundiendo un mero acontecimiento deportivo (y comercial) con una guerra de naciones. Así en vez de disfrutar (quien así lo desee) de un hecho deportivo se pretende implicar a la tribu (población) en una especie de conciencia colectiva de derrota al enemigo, de unidad de la nación en torno al batallón en la primera línea (selección) que lucha por el honor de un país, que lo defiende y representa ante el mundo entero. Muchos de quienes así lo entienden (o pretenden hacernos entender, en clara estrategia de narcolepsia colectiva) son los mismos que consideran que en Eurovisión se muestran los valores de un país, y que un concurso absurdo y paródico como éste es la plataforma idónea para enseñar a nuestros vecinos europeos quiénes somos y de dónde venimos y una broma como la de Rodolfo Chikilicuatre nos humilla como nación(en realidad no puedo creer que ellos mismos se lo crean pero es parte de la estrategia).
En más de una ocasión he escuchado la sorpresa de quienes conocen mi desinterés por la selección española de fútbol y su participación en diversos campeonatos: Pero, si es España, dicen con verdadero estupor. Claro que si comentas que antes estuviste viendo cómo la selección española de balonmano jugaba por una plaza en los Juegos Olímpicos de Pekín te miran con absoluta incomprensión. Es la misma idea del nacionalismo, agrupar a las masas en torno a una idea única; el resto, lo pequeño, es digno de desprecio e ignorancia. Y si el fútbol es masivo y España es el equipo, ¿cómo no sentirse parte de una idea colectiva de nación levantada en armas (deportivas)?
Para quien no tenga la menor idea de qué demonios estoy hablando pongo un único y ejemplar ejemplo: Ante el chascarrillo de que dos diputados (uno del PNV y otro de ERC) habían mostrado su preferencia por Rusia ante el partido de semifinales de la Eurocopa frente a España, un tertuliano político de la Cadena SER ha desparramado toda su sabiduría en dos sentencias: A) A estos señores les pagan con el dinero de los españoles; B) Rusia machaca a chechenos.
Ah, por si alguien tiene curiosidad de con quién voy esta noche se la resuelvo de inmediato: conmigo.
1 comentario:
¿Qué hemos fichado a Navarro y apuntico de fichar a Garbajosa y sigue preocupando un campeonato de segunda?
Cuando aprenderán que YA somos campeones del mundo...pero de otros deportes.
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