Con un título mucho menos glamuroso (y sobre todo más breve) que los que se estilan en las modas nórdicas de novela negra actual se está escribiendo ahora en Polonia una (ya veremos si breve o más extensa de lo deseable) de misterio. Una narración que protagoniza el saxo barítono del saxofonista Ken Vandermark (al que tuve el placer de entrevistar - a él, no a su saxo - en su pasada visita ibérica durante el mes de febrero) que, según relata el propio músico en su facebook, fue robado hace unos días en un tren durante el trayecto entre Gdansk y Varsovia. Nada menos que 20 kilos asegura que pesa el instrumento con su maleta lo que, para empezar, nos debería hacer pensar en un hombre fornido o en una banda organizada. De momento ya hay hasta sospechoso: un tal "Snake" (serpiente), nombre de resonancias huidizas. Vandermark se lo toma con humor (a pesar del mal trago) y agradece la movilización que, según cuenta, es de aficionados, músicos y diversos medios de comunicación.
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