tag:blogger.com,1999:blog-28326496.post2275718060469799858..comments2023-02-11T15:19:24.378+01:00Comments on Carlos Crece (Blog de Carlos Pérez Cruz): El vuelo libre de la palabra Jazz (Reflexiones a partir de Nicholas Payton)Apatico 2005http://www.blogger.com/profile/13033595089532374193noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-28326496.post-80480676282544829922011-12-12T15:14:05.680+01:002011-12-12T15:14:05.680+01:00Hola Roberto,
sí, estoy de acuerdo en que lo más ...Hola Roberto,<br /><br />sí, estoy de acuerdo en que lo más importante de esta serie de textos está en la cuestión racial y en esa apropiación de una cierta "pureza" y "verdad", peligrosa por excluyente.<br /><br />Ante eso palidecen las cuestiones nominales pero me concentro en ellas por motivos profesionales. No obstante no dejan de resultar inquietantes el fomento de las diferencias entre humanos. No creo que a estas alturas necesitemos más motivos para la distancia.<br /><br />Estoy igualmente de acuerdo en que las palabras y los mensajes conllevan, en muchas ocasiones y a pesar de su apariencia inofensiva, una carga explosiva muy pocas veces medida (o medida con extrema precisión, si lo miramos desde otro ángulo). Se van inoculando en la sangre intelectual de una manera feroz y las consecuencias no suelen ser benignas.<br /><br />Yo vi a ese mismo grupo tres años después aquí. Reconozco que no tengo el más mínimo recuerdo de aquella actuación.<br /><br />Un abrazo,<br /><br />Carlos<br /><br />PD: ¡He empezado el libro!Apatico 2005https://www.blogger.com/profile/13033595089532374193noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-28326496.post-24494268865593428892011-12-12T03:41:18.981+01:002011-12-12T03:41:18.981+01:00Carlos, para mí lo más perturbador de las palabras...Carlos, para mí lo más perturbador de las palabras de Payton se encuentra en el asunto racial. <br /><br />Creo que más allá de la discusión sobre el término jazz o no jazz lo más preocupante es ese reclamo de que «nos quitaron algo». <br /><br />«Nos quitaron algo y debemos luchar para que no los devuelvan» es el leit motiv de unos cuantos pícaros contemporáneos que azuzan a los incautos para que ellos (los azuzadores) tengan acceso relativamente fácil a un sinfín de beneficios que les costaría alcanzar de otra manera menos truculenta. <br /><br />Por lo que ocurre a cada hora en mi país, sé que, aunque nos parezcan absurdos, esos mensajes cargan consigo el fuego y las piedras capaces de quebrar en pedazos la civilidad. Como los resentidos hoy en día son legión, supongo que más de un Nicholas Payton habrá por ahí, haciendo crecer las semillas de algo cuya fealdad conoceremos en algún momento del incierto futuro.<br /><br />Las preguntas que me hago a partir de la lectura de estos textos, son sobre las razones del resentimiento de su autor, un trompetista conocido con una carrera estable y con una audiencia relativamente grande. Francamente no lo entiendo. Sabrá Dios qué ambiciones le cruzan el alma. Supongo que la dinámica actual del mundo (con su sensibilidad zapping y su deseo de inmediatez) le resta fuelle y poder a unos cuantos que se asumen a sí mismos como sumos pontífices de algo, en este caso, del jazz y vaya Ud. a saber si de la cultura afroamericana. <br /><br />Quién sabe qué becas, qué beneficios, qué podercitos estarían perdiendo quienes, como Nicholas Payton, se dedican a pronunciar plegarias destempladas como éstas que hemos tenido la oportunidad de leer y de comentar en estos días.<br /><br />Termino este mensaje con una anécdota fatua. Vi a Nicholas Payton con su quinteto (Payton, Tim Warfield, Anthony Wonsey, Reuben Rogers y Adonis Rose) aquí en Caracas, en 1998. Fue un concierto sin duende. A pesar de que el auditorio de la Universidad Simón Bolívar estaba lleno (del público venezolano se puede decir cualquier cosa, excepto que es frío), Payton no hizo nada extraordinario; se limitó a tocar su repertorio «en homenaje» a Louis Armstrong durante una hora, tocó bonito, improvisó sin demasiado brillo ni demasiada novedad ni demasiado riesgo; dio las gracias y se fue con su Gumbo Nouveau a otra parte.<br /><br />Esa noche quedé con sed de música y hambre de duende. <br /><br />A Nicholas Payton sí puedo decirle que me quitó algo (mi dinero por ese concierto) y que no espero que me lo devuelva o me dé una satisfacción. <br /><br />Para muestra, la diatriba que nos ha tenido cabezones en esta última semana.Roberto Echetohttps://www.blogger.com/profile/08625143544913787166noreply@blogger.com